Imagen de perfilSALA DEL TRIBUNAL SUPERIOR DE LO FANTÁSTICO IMAGINATIVO DE LA GALAXIA QUIMERUS XYZ

Eduardo Martín Zurita 

— Nunca le procesaron.
— Qué pinto aquí. ¿De qué se me acusa?
— Lo sabrá. Someterse a juicio, le consta, no es tan terrible.
Otro de los jueces aventuró:
— Pruebe a testificar. Defiéndase.
— ¿De ustedes? Y la inadmisión acto seguido. Reclamo mi derecho a la asistencia letrada.
Intervino el presidente:
— ¿Qué hacía sobre las quince de ayer?
— Dar una cabezadita.
— Ya, pero sin abrir en absoluto la caja de los sueños, ¿me equivoco? Ni de madrugada. Considerando que ese es el problema. Resultando que cabe perfectamente una interpretación alquímico-humanista de la norma, visionaria, lejos de su letra, benéfica como los ultrasonidos, tome nota del fallo: Debemos condenarle y le condenamos, cartesiano, condenado abogado terrícola, a que, antes de dormirse, lea Las mil y una noches. Fiscal Abductior—: Homologo la sentencia.— ¿Algo que alegar, letrado Legiórbitus?—: Bastaría con la mitad más una de las páginas.

 

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