Imagen de perfilERROR FATAL

Eva María Cardona Guasch 

La última cita del día. Aquella clienta hablaba sin parar, sin propiedad y sin que le preguntaran. Pero lo más llamativo era el aspecto de sus ojos asimétricos, hundidos tras unos pómulos excesivamente prominentes. Sin duda, algún fallo del cirujano plástico, del que me había venido a hablar: que si sus tratamientos por ultrasonidos, que si la consulta llena de cajas de potingues, que si tenía reservado derecho de “inadmisión”, que si los “desplantes” faciales, que si su amiga vendría a testificar… En algún momento, desconecté, lo confieso. Y en cuanto pude, aproveché la ocasión para poner fin a aquel monólogo.

– Doña Mercedes, déjeme todos los documentos y enseguida preparamos la demanda. Pediremos una buena indemnización por ese estropicio que le han hecho en la cara.

Calló y me dirigió una mirada que intuí atónita.

– ¿Mi cara? ¡Yo lo que quiero es que le desahucie de mi local!

 

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