Imagen de perfilLa importancia del abogado

Jose Ramón Galindo Calres 

Siempre le gusto escribir con pluma, dejar surcos, caminos de hierro fundidos sobre el permanente infinito blanco. Prefería la labor manuscrita, artesanal frente a los teclados y los documentos pre-elaborados. Igualmente gustaba del calor del debate en estrados, de afrontar el temporal de argumentos del contrario, con ingenio y agudeza en trabajos bien forjados. Pero ahora se sentía frente al café como un verdadero criminal encausado. Aquél temporal político y mediático, le pillo con la toga colgada y lejos del despacho. Aferrado a sus costumbres y hábitos, leía del caso cuanto caía en sus manos. Por cercanía y conocimiento de ciertos implicados. Entonces volteó el periódico y murmuró a ratos, herido de ver a la Justicia sin defensor, ni abogado. De leer la condena sin audiencia, huérfana de prueba, juez y alegato. Nada más ajeno y lejano de lo que respetaba, trabajaba y defendía tan a diario.

 

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