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Ana María Gamboa Monte 

El día de su primer juicio como abogada recibió un cofre cerrado con llave, que contenía una carpeta con un código civil y unos recortes de prensa.
Era un legado de su bisabuela Alfonsina, quien nunca tiró la toalla. Su propio padre decía entre sus amistades: “Siempre dan las nueces al que menos las merece”. Se lamentaba así del talento desperdiciado de su única hija, al no poder ejercer la profesión por ser una mujer.
A pesar de algún que otro incidente, su bisabuela logró estudiar Derecho y colaboró con su progenitor en el bufete.
Los recortes de prensa databan de enero de 1922, tan solo unos meses antes de la prematura muerte de Alfonsina. En ellos se ve la fotografía de una joven valenciana, María Ascensión Chirivella Marín, la primera mujer aceptada por un colegio profesional para el ejercicio de la abogacía en España.

 

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