Imagen de perfilMatar a Sócrates

José Manuel Dorrego Sáenz 

Hoy vamos a soltar a Igor. Si decidimos encerrarle una semana en los calabozos es porque de vez en cuando no le viene mal juntarse con los maleantes de la zona y poner los pies en la tierra. En esta ocasión, se había autoinculpaldo de matar a Aristóteles ¡A quien se le ocurre! Se ha pasado seis días sentado en el taburete de la celda, hablando en griego al resto de presuntos delincuentes. Si lo dejo una día más, lo linchan, y mi obligación es velar por la seguridad de todos los presos. Mientras salía por la puerta, me ha asegurado que ahora tiene la firme intención de matar a Sócrates. Le he prohibido acercarse a él a menos de 200 metros. Ya sabe mejor que nadie que el incumplimiento de una orden de alejamiento acarrea penas de cárcel. De todas formas, si yo fuera Sócrates me andaría con ojo.

 

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