Imagen de perfilEL CAMINO DE LOS SUEÑOS

Esperanza Temprano Posada 

Leí su nombre en el sumario y al instante regresaron a mi memoria aquellas noches en el campo de refugiados. Cada vez que una estrella fugaz cruzaba el cielo, formulábamos un deseo: yo, convertirme en un prestigioso abogado; él, cruzar el mar en un gran velero. Lo habíamos perdido todo, los sueños eran nuestro único equipaje y también nos los querían arrebatar. Aún se me humedecen los ojos cuando recuerdo cómo se lo llevaron y cómo juntamos nuestras manos a través de la alambrada por última vez. Quiso el destino que nos volviéramos a encontrar, él, acusado por un crimen que no cometió y yo, el letrado que demostró su inocencia. Juntos retomamos, de nuevo, el camino de nuestros sueños.

 

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