Imagen de perfilLa lucha por el derecho

José Manuel Pérez Pardo de Vera 

Se aproximaba el juicio. Como de costumbre, preparaba a conciencia sus conclusiones. Murmuraba de memoria su discurso, casi mecido por el leve sonido de las ruedas de su silla. Detuvo la grabadora. Pronto sus dedos, ya muy retorcidos, no le permitirían aquel sencillo gesto. Eso sería poco antes de que aquel ordenador le prestase su voz electrónica. Y poco después de que la perenne demanda de asistencia le dejase sin intimidad, definitivamente confinada entre los invisibles barrotes de su mente.

Decididamente no estaba como para salir a ligar. Pero, aun maltrecho, jamás se plantearía la renuncia a aquel caso. No le asustaba prestar asentimiento a grandes sacrificios. Al fin y al cabo, él siempre había sido más de dar trigo que de predicar. Más de hechos que de huera palabrería. Debía librar aquella última batalla. Se lo debía a sus defendidos, afectados, como él, por aquel genérico comercializado sin escrúpulos.

 

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