Imagen de perfilSumisos a sus leyes

Calamanda Nevado Cerro 

Apareció sobre mi mesa de despacho, encabezando un sumario y subrayado en fosforito: «Timador de la baraja». Me resultaba familiar. Busqué al titular de la denuncia, la firmaban multitud de víctimas. Todos emitían discursos semejantes: Un individuo de acento extranjero los había timado con el mismo montaje.
Mientras paseaban por cualquier calle céntrica, los sorprendía con trucos de prestidigitación. Debían elegir una carta y prestarle el móvil, donde, mágicamente, esta aparecería como fondo de pantalla. Hábiles juegos de manos, y la promesa de –Ahora busca en tus bolsillos-, hacían desaparecer carteras y teléfonos. Mientras alucinaban, él se escabullía.
Después, valiéndose del medio digital, complicaba la vida a amigos, familiares, y titulares, con variados timos.
Dejé de leer, comenzaba a recordar. Ahora entendía muchas cosas. Necesitaba llamar a mi amigo Ramón, pedirle disculpas por desconfiar ante sus explicaciones de inocencia, rogarle me dejara defenderlo gratis, y cambiarle el número al móvil.

 

+1

 

Queremos saber tu opinión