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Margarita del Brezo 

A pesar de los años seguimos pareciéndonos como dos gotas de agua. Él algo más delgado y con las ojeras más pronunciadas, probablemente por su ligera afición a los productos destilados tonificadores del ánimo. Y es que caminar separados no resulta fácil para ninguno de los dos después de haber compartido la intimidad del vientre materno. Las divergencias comenzaron cuando ambos empezamos a competir por la misma mujer y ambos consideramos un acto de traición imperdonable lo que hacía el otro para conseguir sus favores. Hoy hemos vuelto a coincidir en la Sala. Él está muy elegante vestido de fiscal, aunque ha vuelto a pasarse con la colonia. Yo dejo caer con fuerza el expediente sobre la mesa para marcar mi territorio de abogado defensor. Es una pena, pero a estas alturas todavía no hemos aprendido que la Dama de la Justicia no se casa con nadie.

 

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14 comentarios

  • La Dama de la Justicia debería permanecer soltera y entera, pero a veces es víctima de matrimonios de conveniencia y cosas peores.

    Muy bueno, Margarita. Sospecho que incluso tus protas fueron siameses.

    El brezo tiene propiedades medicinales y hasta mágicas. Y tú, viniendo de él, solo puedes crear micros mágicos.

    Suerte. Un beso.

     
    1. No sé si a «matrimonio» y a «conveniencia» deberíamos dejarlos estar tan juntos. Como poco, como poco (o como mucho, como mucho) en párrafos separados y de libros diferentes, que luego nos dan un disgusto, y con el frío que hace a estas alturas de la primavera…

      Y en cuanto al brezo, siempre he creído que fue el muérdago el que se quedó con la magia de las propiedades y a los demás no nos queda más remedio que bailar con chistera y pajarita de papel. (Y sostener a los que estáis en las alturas).

      Un placer leerte. Mil gracias y un beso.

       
    1. Hola, Reinona.
      No sabría decirte si es mejor compartir vientre materno, el ánimo o una buena separación. Lo que sí tengo claro es que me gusta compartir página contigo.
      Los gemelos te los dejo a ti: si a veces no sé qué hacer con un personaje, imagínate con dos.
      ¡Gracias, gracias!
      Un beso

       
  • Hoooola Marga! Me alegro mucho mucho, pero que mucho leerte otra vez. Y con un gran relato de amo-odio y ¡todo por una mujer! (cógeme la gracia, por favor aunque no la tenga). Ojalá la dama de la justicia siga soltera, aunque hay ciertos coqueteos que me inquietan, porque la justicia no se vende, pero a veces parece que se regala. Por cierto… esos productos tonificadores del ánimo, se adquieren en farmacias, no?

     
    1. ¡Hola, hola, Ángel! Ya estoy aquí. Aunque también estuve en marzo y casi no me enteré ni yo. Ay esta primavera tan esquiva… (a alguien habrá que echarle la culpa, ¿no?).
      Y ahora iba a poner que a ti te cojo las gracias que haga falta, pero dicho así, en frío, sin anestesia ni nada, sobre un renglón tan blanco, igual hiere sensibilidades suspicaces o se interpreta por el lado del margen que no es y montamos un tinglado que «pa’qué», así que mejor no lo pongo.
      De la soltería de la Dama de la Justicia tienes tú más pruebas que yo y muchos más recursos para sentarla en el banco del jardín en el que me niego a meterme.
      ¿Los productos tonificadores del ánimo? Nada más entrar, a la izquierda. Di que no vas de mi parte.

       
  • Hola, Margarita.
    ¡Vaya un par de gemelos! Estos dos chocan contra la imparcialidad de esa dama venerable que es la Justicia. Compartir el vientre materno debe imprimir carácter, sin duda. Es un gran texto el tuyo con un formidable desarrollo de la peripecia y sostenimiento de la tensión narrativa. Y un título estupendo. Con un beso te va mi voto.

     
    1. Siempre me ha parecido más difícil hacer un comentario que escribir una historia, y cuando leo los tuyos, no sé dónde esconderme. En fin, que se me encoje la mano y el teclado, pero el agradecimiento no, eso nunca.
      Muchas gracias, Eduardo, y un beso.