Imagen de perfilLECCIONES Y EJEMPLOS

Belén Sáenz Montero 

Llevo horas dando vueltas en la cama. La cabeza me va a estallar. Esta tarde, al volver de la reunión con la directora del colegio, Teo se ha encerrado en su cuarto dando un portazo. ¡Yo nunca seré abogado! ¡Ojalá fueras un guardia y tuvieras pistola, como el papá de Nico! Tanto como las magulladuras que le ha causado la paliza, me duele su empeño por desestimar mis alegaciones en defensa de la paz. Mi pie roza algo sobre el edredón. Es el cómic que estuvimos leyendo juntos ayer. Eso es, ya lo tengo. Con un simple intercambio de posición de los botones, transformaré mi toga en una capa de superhéroe. No quiero que piense que reina la impunidad, que no existe la justicia. Y con la claridad del alba, consigo dormirme imaginando en la cara de mi hijo una sonrisa mellada y un guiño de su ojo morado.

 

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