Imagen de perfilCalle de la Toga s/n

Eduard Ibàñez Vaqués 

El señor Tomás, el del sexto, el que tenía más pinta de sicario que de vicario, acudió a mi despacho en el entresuelo para encargarme el caso de la defensa de Rockefeller, aquel maldito gran danés, suyo y de su joven mujer, que apestaba y que un día de primavera arrastró el columpio de la zona comunitaria hasta el fondo de la piscina, causando diversas contusiones a las gemelas del tercero. No encontré ni jurisprudencia ni ningún baremo razonable para evaluar la indemnización con dignidad, ni ganas que tenía, de manera que, sin que el señor Tomás lo supiera, me puse en contacto con su joven mujer. El señor Tomás finalmente ha conseguido la custodia del gran danés, ha cambiado de barrio y se ha separado de su joven mujer. Con ella he aprendido a bailar a un ritmo distinto, el sexto es mucho más espacioso que el entresuelo.

 

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1 comentario

  • Un micro sobre abogados, ambientado en la Calle de la Toga, tiene que acabar así: el señor Tomás siendo feliz y comiendo con Rockefeller perdiz y otros piensos más propios de sicarios y grandes daneses, y el abogado teniendo un eterno desliz y bailando feliz con la ex de su cliente.

    Suerte, Eduard.