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Jose Maria Bento San Roman 

Al final la crisis y mi orgullo se llevaron por delante el ultimo símbolo de mi flamante independencia. -De esta no te salva ni Ada Colau, dijo mi enfurecido casero. Y efectivamente, ni siquiera mi condición de abogado de desahucios me salvó del lanzamiento. Ahora mi labor procesal transcurre en la barra del bar de Mariano. Algunos escritos se presentan con manchurrones de aceite pero al menos no pago rentas. Mis códigos nadan entre cañas y aceitunas y mi portátil consume wifi gratis. He descendido al escalón mas precario de la abogacía, pero al menos no me distraigo con zarandajas superfluas. Mientras redacto un recurso, la tele retransmite el discurso del aspirante a Presidente. – Acabaremos con los desahucios, dice. Pero suena a disco rayado y en el bar nadie parece escucharlo. La investidura va para largo, como los desahucios. Otro café, letrado? Menos mal que siempre nos quedara Mariano.

 

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