Imagen de perfilUNA PERSONALIDAD ARROLLADORA

Ángel Montoro Valverde 

Inútil como una licencia de pesca en el Mar Muerto; un don nadie sin don, uno más al que no echaban de menos. Pero la vida de Anónimo Equis cambió radicalmente al litigar y adjudicarse la herencia de su tío, no sólo por el extenso caudal de su hijuela, sino también porque ese cero a la ultraizquierda pasó a ser considerado un referente comunitario.

Asistiéndole como abogado, pude presenciar cómo era reclamado como “distinguido señor” por el flamante gestor de su cartera de valores; por su parte, el notario le llamó “causahabiente” y la registradora “titular de los bienes inscritos“. En el catastro de rústica aparecía como “terrateniente” y la directora del banco le recibió con honores de “cliente preferencial”. Posicionado socialmente, ese acumulador de títulos era feliz.

Pero también fui testigo de su fatiga por disnea y pérdida de la consciencia cuando Hacienda le requirió como “obligado tributario”.

 

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