Imagen de perfilGolpes que aún duelen

laura pilato rodríguez 

Se armó de valor y se presentó en el bufete a la hora acordada.
La muerte de su padre no suponía para él una gran pérdida, había sobrevivido sin su presencia desde los 15 años y ni una cuantiosa herencia haría cambiar su opinión sobre él.
La viuda y sus abogados le observaban con recelo, temerosos quizás de que estuviera dispuesto a litigar y su bolsa de caudales pudiera verse mermada.
Notó fatiga en el rostro de la mujer, la misma que él sentía de niño cuando su padre regresaba a casa.
Pensó si las cosas habrían sido diferentes de ser ella su madre.
La miró a los ojos, con frialdad, y salió del despacho dando un portazo.
Las heridas ya no dolían, pero la puerta golpeándose tras ella, dejándolo en manos de su verdugo… aquel sonido seguía martilleando en su cabeza.

 

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