Imagen de perfilPRIMERA VISITA

Eva María Cardona Guasch 

Estaba perdido. Mi mujer me había dejado y apartado de los niños. Mis planes de vida, truncados. Ella se adjudicó el privilegio de decidir por todos. Yo no sabía cómo afrontar la vida a partir de entonces ni qué derechos me asistían.

Me animaron a consultar a aquella abogada. “¿Qué hará ella por mi?”, pensé entonces. “¿Acaso me devolverá la familia?”

No olvido su recibimiento, comedido y amable. Vestida sobriamente, con un sencillo collar como único adorno, me invitó a pasar a un despacho sin pretensiones: mesa de trabajo, butacas confortables, una nutrida biblioteca. No sé cómo lo consiguió pero, en unos instantes, le estaba confiando mis temores. Al acabar la entrevista, sentí haber recobrado la confianza, no temía al futuro imperfecto. El juicio venidero había dejado de inquietarme. Mis derechos estarían defendidos. Y lo más importante para mi: supe que, desde entonces, ya no estaba solo.

 

+9

 

Queremos saber tu opinión

2 comentarios