Imagen de perfilAQUELLA SONRISA

RAFAEL OLIVARES SEGUÍ 

No olvido aquella tarde. ¡Cómo olvidarla!. Me encontraba en la biblioteca de la facultad, preparando mi tesis doctoral sobre la influencia de la Declaración de Derechos Humanos en el Código Penal, cuando alcé la vista y la ví entrar. Impresionante, con un sencillo collar de tres perlas y su aspecto de estudiante aplicada. Ojeó los espacios disponibles y dirigió sus pasos hacia mi mesa. Era mi día de suerte, tuve el privilegio de que se sentara a mi lado. Cuando vi que trabajaba con varios libros de Derecho me tomé la confianza de ofrecerle mi ayuda desinteresada. Rehusó amablemente con una sonrisa que en aquel momento no supe adjetivar. Tres meses después, justo el día de la lectura de mi tesis, la volví a ver. Esta vez me dedicó de nuevo su misma sonrisa, ahora sí, condescendiente, antes de sentarse a presidir el tribunal examinador.

 

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