Imagen de perfilLA MISIVA

Desirée Paredes Boj · Alicante 

“Gaznápiro, mentecato, zascandil, picapleitos…” Hasta cien agudos insultos conté, un largo e ingenioso etcétera de improperios. Esa fue la carta de despedida que mi cliente me entregó.
El juicio estaba perdido desde el principio. El fiscal lo sabía. Mi cliente -en el fondo- lo sabía. Yo lo sabía. No cabía absolución y así se lo advertí en su primera visita. Sus días de libertad podían contarse en el calendario. Pero hizo caso omiso e insistió en continuar.

Así que, ¿qué podía hacer yo? Era un exitoso abogado, no un mago. Y lo que necesitaba mi cliente era un fenómeno paranormal para salir absuelto.

Aunque juró venganza al más puro estilo cinematográfico, no me preocupé. Mientras caminaba hacia el asilo para visitar a mi padre, hice un breve repaso de sus palabras. No pude sino sonreír. “¡Qué dominio del insulto!”, pensé. Y rompí en pedazos la incisiva misiva.

 

+3

 

Queremos saber tu opinión