VI Concurso de Microrrelatos sobre abogados

Ganador del Mes

Ilustración: Juan Hervás

Crisis de valores

Sara Bento · Madrid 

Amadeo, el conserje del despacho, era un hombre bueno, sin un atisbo de malicia. Aún lo recuerdo con su carrito, repartiendo la correspondencia, colocando los calendarios, rellenando de folios las impresoras. Siempre sonriendo. Muy pocos en el despacho sabíamos de aquella deuda por reclamar, aquel aval maldito para su hija, aquella hipoteca, aquel desahucio. A la vuelta de las vacaciones, mientras brindábamos y desgranábamos los nuevos propósitos para el Nuevo Año, Amadeo fue despedido. La crisis, ya se sabe. Los primeros días Amadeo vino a saludarnos. Luego se sentaba en un banco, entre palomas y periódicos gratuitos. La semana pasada me lo encontré allí, mientras acompañaba a mi cliente, un banquero acusado de perjurio y estafa. Me alargó la mano, tembloroso, aún sonriente, a pesar de su aspecto desaliñado. ¿Qué tal Eduardo, te acuerdas de mí? ¿No me presentas a tu amigo?

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Relatos seleccionados

  • JEYMAN NIGHT MAN

    JUAN CARLOS MORILLO ROLDÁN · Bilbao 

    Apenas tenía 28 años. Su rostro destilaba perjurio y su inocente apariencia no presagiaba su malicia. Ese era Jeyman, un auténtico crack… Se movía entre una nube de luces rojas y mujeres desnudas, como un enanito entre las faldas de Blancanieves…Igual besaba a una chica que introducía dinero en su tanga roja con pecaminosos propósitos de lascivia inherente a su naturaleza juguetona. El calendario no daba de si para sus innumerables juergas en el “Delicias Night Club”. Al amanecer el dueño del garito se acercó y, lejos de reclamar la cuenta, entre lágrimas le dijo “esto se acaba Jey, me desahucian…” Jey le tranquilizó con un fraternal abrazo “a mi cuenta…” y siguió bebiendo. Cuando el dueño del garito fue al Juzgado temblando, sin fuerzas, y abrió la puerta de la sala del Juzgado creyó morirse. Allí estaba aquel niño de sonrisa picarona vestido de negro con puñetas blancas…

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  • Sin malicia

    Luis Alfonso Gamo Rodríguez · Madrid 

    '- ¿Y dices que lo hiciste sin malicia? - Se lo juro por Dios, abogado, solo fui a reclamar lo que era mío. - No jures Cayetano, que también te acusarán de perjurio. - Mire usté, habíamos acordado un calendario y nos habíamos dado la mano para cerra

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  • Pérfida bocaza

    Carlos María Novoa Robles · Oviedo 

    Cibeles, 10.25 am. Nada grave. Simple rayón en mi puerta lateral, y otro tanto para el cretino del mercedes. La fecha en el calendario. Eso si me tenía a mal traer….Con el tiempo algo justo para el juicio, mi defendido, acusado de perjurio por encubrir un homicidio involuntario, y al que intuía nervioso a las puertas del juzgado, desataba aún más la lengua viperina con la que profería los aborrecibles exabruptos hacia el añoso de bigotillo carca: “zoquete, tarugo, matusalén…”, le espetaba al reclamar, ¿sin malicia?, propósitos del fósil para adquirir una calesa, “más de su era”. Con el traqueteo en el cuerpo y cubiertas las diligencias del atestado, espero en la sala de vistas la llegada de su señoría, cuando el émulo ‘leguleyo’, ronda para murmurarme: “Tranquilo compañero, esto se retrasa. Al parecer el juez acaba de tener un pequeño accidente en Cibeles”.

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  • Pacto de costumbre

    ISABEL FRAILE SANCHEZ · Arucas (Las Palmas) 

    Solo quiero reclamar lo que me corresponde, no tengo malicia ni propósito de perjudicar a nadie. Verá Señor Juez: llevo más de quince años comprando en la misma pescadería. Nunca regateo el precio. Ni discuto cuando se exceden en el peso. Tenemos como un pacto de costumbre. Pero con esto ha habido mala fe e intención de hacer daño. ¡Ni avisaron! Si dicen otra cosa estarán cometiendo perjurio y merecerán un buen castigo. Cada año soy la primera clienta que recoge el calendario del Nuevo Año. Con mimo anoto, en las fechas correspondientes, las citas médicas, los recados, los cumpleaños… luego lo cuelgo en su sitio preferente. Pero… cuando me dieron la tarjetica, ¡no podía ni respirar!, ¡se me vino el mundo abajo! “Es por la crisis”, me dijeron. Y por la crisis nerviosa agarré una merluza y les sacudí ¿Qué hubiera hecho usted en mi lugar?

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  • John Grisham

    José María Alonso Martín · Málaga 

    Se incorporó en el jergón y miró a través de la ventana de la celda. Aunque había alegado ausencia de malicia no pudo evitar que el jurado lo encontrara culpable. Hasta lo condenaron por perjurio. Fue un rocambolesco caso de corrupción judicial con maletines llenos de billetes circulando de un lado a otro de los juzgados. Nunca había destacado por su destreza en la sala ni por sus conocimientos jurídicos, pero llegó a amasar ingentes cantidades de dinero, comisiones por sus servicios de intermediación con los jueces que instruían los procedimientos donde sus clientes, constructores sin escrúpulos, estaban imputados. Ahora únicamente tachaba las fechas en su calendario de Playboy, sin más propósitos que esperar a disfrutar del dinero depositado en Gran Caimán. Como letrado designado de oficio una vez me confió: “Solamente me limito a interpretar mi papel. Siempre me han gustado los personajes de las novelas de John Grisham”.

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  • MICRODIARO DE UN ABOGADO

    Sean Rodríguez · Zamora 

    Sicilia (Italia) 1946. 9 Enero: Hace nueve días que el calendario estrenó año y que yo tenía que haber estrenado nuevos propósitos. Pero estoy “secuestrado” en esta isla para defender (bajo amenaza) durante cuatro días al capo Fabrizio Salvattori. Solamente saldré vivo de ella si consigo que él salga absuelto de todos sus cargos. De negarme, mi mujer e hijo correrían peligro. 10 Enero: Primer día. El juez no ha dudado en reclamar la contabilidad y escrituras de todos los negocios de mi cliente. Nada que una multa no pueda arreglar. Lo que me preocupa son los cargos por extorsión y asesinato. 11 Enero: Segundo día. El perjurio y la malicia están en el ADN de este hombre, sus mentiras al juez cada vez son más notables. Mi miedo también. 12 Enero: Tercer día. Me temo la peor resolución. Gina y Angelo, os quiero. 13 Enero:

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  • Singing in the Rain

    ESTEBAN TORRES SAGRA · ÚBEDA (JAɐN) 

    ¡Señores del Jurado! Si el fiscal les interrogase por el tiempo atmosférico con propósitos esclarecedores para una causa, y ustedes -obligados a contestar bajo juramento- dijeran que afuera está lloviendo copiosamente, basándose sólo en el calendario o en la indumentaria mojada del público, con la observancia de evidencias indirectas y nunca corroboradas… ¿se podría decir que cometen perjurio? Honradamente creo que no. Igualmente pretendo reclamar comprensión para mi defendida, la esposa del afamado director de orquesta, la despechada que se dejó influenciar por la malicia de amigas envidiosas y retazos imaginarios de perfume en su chaqué, para -en un arranque desproporcionado de ira, y así lo reconoce esta defensa- destrozar con saña la insustituible batuta del músico. Por mucho que después se demostrara que lucía un sol radiante en su matrimonio, deseo que contemplen en su veredicto que ella siempre actuó convencida de que afuera llovía copiosamente.

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  • Un mal día

    Pastora Uría Fernández · Oviedo 

    Me levanto, miro el calendario, es la fecha, toca declarar sobre lo de hace un año. Recuerdos fugaces, retazos caóticos de memoria que intentan unirse para formar una historia congruente. Tengo buenos propósitos, mas ¿quién se acuerda de quien atacó primero? ¿Quién insultó primero? ¿Y si logran darle la vuelta a mi declaración como en las películas? Miedo, horror. Con malicia pienso en decir que no vi nada, que no me interesa nada, que todo es mentira ¡Eso es perjurio! Me avisó la policía cuando lo adivinó en mis ojos. Y pensar que yo estaba en la cola sólo para reclamar un cable que le faltaba a la cámara... Buen comienzo para una recién licenciada intentando conseguir sus primeras prácticas.

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  • PALABRAS AL ESTRADO

    Mercedes Jiménez Jiménez · Collado Villalba (Madrid) 

    Un letrado despistado ha cursado una denuncia para que doña Razón determine si la causa de sus males radica en la actitud de dos palabras. ¡Comencemos! “dijo Doña Razón”. ¿No es cierto Don Calendario que produce en el letrado ansiedad al repetir machaconamente que el plazo acaba mañana? -Señoría, ¡mi deber es despertar al letrado de la ensoñación en la que habitualmente cae! .Me culpa de su ansiedad, pero siente debilidad por Don Propósito Don Propósito, ¿Qué tiene que decir al respecto?. Yo sin incurrir en perjurio alego a mi favor que siempre pongo de mi parte, pero el letrado debería alternar más con doña Determinación. No detecto malicia en el proceder de estas palabras y aunque reclamar es un derecho que le asiste letrado, le sugiero que se asocie con Don trabajo y Don Tesón que seguro le irá mejor.

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  • El convenio

    Lita Rivas Folgar · Teo (La Coruña) 

    Para este año 2014 he decidido que mi renovado propósito de mejoras en el hogar tenga el respaldo de un acuerdo de obligado cumplimiento, bajo la fórmula “juro”. Así que mi marido y yo firmamos un convenio, cuyo objeto es el reparto equitativo de las tareas domésticas. Se podrá reclamar, como paso previo a la denuncia, ante una comisión mixta de seguimiento, integrada, entre otros, por las respectivas suegras. El convenio establece un calendario de actuaciones. Pero el año empieza mal. Él se empeña en considerar que, cuando le corresponde cocinar, es lícito encargar la comida y cuando me toca a mí tengo que ser una master chef. Detecto grandes dosis de malicia, así que denuncio el convenio por perjurio, ante la comisión, que acaba enzarzada en una pelea monumental. El opta por la demanda de divorcio. Salgo ganando. Soy letrada, económicamente independiente y sé cocinar.

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  • Los Buenos Propósitos

    Juan Manuel Delgado Pérez · Madrid 

    Soy abogado vocacional y ejerciente, pero hace mucho que no piso un juzgado. Solía hacerlo con asiduidad, cuando los casos se acumulaban en mi despacho y las visitas a Hernani, Móstoles o Alcalá bloqueaban la mayoría de fechas en mi calendario. Un calendario de juventud donde, sin incurrir en perjurio, puedo asegurar que la intensidad que aplicaba a cada reto nada tenía que ver con la que el tiempo se encargó de suavizar. Los años, obligaciones, una gran oferta, luego otra mejor, me llevaron de la incomodidad de una mesa llena de carpetas a la comodidad de las salas de gestión, alejado de mi vocación natural. Volver a pisar esos suelos de antaño forma parte de mis propósitos cada año y, una y otra vez, sin malicia por mi parte ni opciones de reclamar un pasado amortizado, el reto se disipa en la comodidad de mi vida cotidiana.

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  • El paquete

    Montserrat Acevedo Jiménez de Castro · Madrid 

    Por fin había llegado el ansiado paquete. Con la vista puesta en el calendario calculó los días que quedaban para la vista oral. Su cliente juraba que era inocente, pero siempre sucedía lo mismo. Pocos imputados reconocían sus faltas y su carácter bonachón y la ausencia de malicia de su forma de ser, no le facilitaban la tarea de buscar condenas. Al final acababa creyendo los argumentos de sus defendidos aunque en el fondo sabía que sus historias no eran sino perjurios que quedarían sin castigo. Y tras el veredicto, ya de poco serviría reclamar… Enero, pensó. Propósitos nuevos y nuevas estrategias. A partir de ahora antes de aceptar un caso, sometería al cliente a su recién recibido polígrafo, todavía sin desembalar…

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  • Sueños

    ROSA MARíA LORENTE GIL · Alicante 

    No había malicia en sus palabras, nunca las hubo. Aquel día de enero frente a la mesa de su despacho balbuceaba sobre el calendario, el paso del tiempo, los nuevos propósitos. Era un soñador. Al final de cada uno de sus pleitos le gustaba citar a Aute en uno de sus poemas “Quien no tenga sueños se disponga a tener dueños”. Daba igual cual fuera el objeto del procedimiento, reclamar una pensión alimenticia, la eliminación de una cláusula suelo o la libertad para su cliente imputado...La cita siempre era procedente, emergía escondida en cada alegato, un artículo más en la marabunta de códigos jurídicos. No había más certeza para él que la libertad de imaginar un futuro mejor ni perjurio mayor que sostener ante la Justicia lo contrario. Soñaba con una Justicia que abriera los ojos. Sueños sin dueños. Sueños.

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  • VENCIMIENTOS

    OLIVER PASCUAL SUAí‘A · Valladolid 

    Lo que peor llevo son los plazos. Cuando voy a casa después de todo el día trillando un asunto me acuerdo de aquella frase de Luis Mateo Diez en la que en el fondo maldecía los recursos, demandas, y demás agobios -y disfrutes- de la profesión, que nos hacen estar con el calendario como la espada de Damocles pendiente sobre nuestra cabeza. Pese a que cada semana me pongo como propósito no apurar los vencimientos, siendo otro de esos autoengaños sin malicia en los que uno tiende a caer al principio de algo, ya sea el año, la semana o una noche de fiesta, soy incapaz de cumplirlo… ¡Mierda! ¡Se me ha olvidado presentar la demanda para reclamar por vicios ocultos del vehículo de un cliente y hoy caducaba la acción! Había jurado que la estimarían seguro, me quedo sin cliente y de aquí directo al infierno, por perjurio.

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  • CORPUS JURíDICO

    Belén Sáenz Montero · Madrid 

    ¿Y con un toque de malicia? Bueno, solo si usted está de acuerdo… ¿Qué le parece sujetando el birrete delante de… o simplemente con la toga un poco abierta? No se preocupe, mis propósitos son honestos. Para entre enero y noviembre ya he convencido a abogados, fiscales, secretarios judiciales, funcionarios, procuradores de los tribunales… Ellos y ellas. Incluso ha aceptado posar el catedrático que me suspendió por confundir perjurio y falso testimonio. Usted sería la guinda del pastel, Señoría: el mes de diciembre. Dígame que sí. Todos unidos en contra de la ley que nos quiere imponer el ministro. Todos desnudos para mostrar la indefensión de los trabajadores de la Justicia. El calendario será un éxito seguro y no habrá ningún riesgo ni complicación porque ¿quién se va a atreverse a reclamar a un recién licenciado en Derecho con tantos buenos amigos?

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  • ORACIí N DEL ABOGADO

    Eva María Cardona Guasch · Ibiza (Islas Baleares) 

    Dios mío, en este nuevo año te pido sabiduría para entender las leyes que vendrán y fe para aceptarlas. Hazme paciente para aguardar las sentencias y humilde para acatarlas. Aumenta mi esperanza en la Justicia. Dispensa prosperidad y solvencia a mis clientes, que no les tenga que reclamar los honorarios. Concédeme, Señor, fuerza con la que alcanzar mis propósitos de siempre. No te prometo cumplirlos. Lo advierto sin malicia, por no cometer perjurio. Pero es que, ni aún contando con tu ayuda, seré capaz de mantener el orden en mi mesa. Y aunque tú, todopoderoso, me concedieras la gracia de alargar el calendario, sé que volvería a caer en la tentación de presentar mis escritos en el último suspiro del plazo.

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  • Plegarias

    Juan Manuel Chica Cruz · ébeda (Jaén) 

    Frente a frente, toga con túnica. Con lágrimas, entonó su novena ritual. Primero siseando y, luego, elevando la voz hasta casi el grito al final a causa de un intenso dolor en la pierna que descentraron al abogado en su plegaria: no sabía si denunciar por perjurio o reclamar por estafa. Tras recapacitar consideró que lo conveniente sería olvidar y perdonarle aprovechando el inicio del calendario preñado siempre de buenos propósitos. Cerró los ojos ante la figura de Pancracio Mártir. Santo de salud y trabajo y continuó rezándole. Ocho meses sin cobrar el turno de oficio y para remate una fractura de fémur que lo dejaba de baja: ironías o malicias de la vida.

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  • Sin ánimo de lucro

    María José Regalado Blanco · Gijón, Asturias 

    No era ingenua. Estudió la carrera sabiendo que Derecho no era sinónimo de justicia, defendiendo las posturas iuspositivistas apasionadamente (¡la seguridad jurídica era el valor supremo!). Ya graduada, ni siquiera la ausencia de perspectivas laborales había hecho mella en sus convicciones. Todo cambió cuando mamá cayó en una interminable agonía legal, promovida por un vecino envidioso, que no se conformó con amenazarla y reclamar parte de sus tierras, valiéndose del perjurio ante la jueza, sino que afirmó con malicia su intención de estrangularla económicamente con costosos procesos. Mamá ganó, pero ahora sobrevivía con precariedad: él había logrado su propósito. Acabó trabajando en una oenegé. En su oficina, al lado del calendario, un papel con tiras de caras sonrientes invita: ¡Coge una! Nadie sospecha allí que, en las sonrisas tímidas, pero agradecidas de las personas excluidas a las que ayuda, ella busca a diario el lado más humano del Derecho.

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  • A CIENTO CINCUENTA EN CIENTO CINCUENTA

    César Albaladejo García · Barcelona 

    No llego. De vuelta al despacho a recoger las documentales olvidadas. No llego. Llevo la Vespa al límite por calles atestadas, esquivando cláxones e insultos. Arranco jadeante la carpetilla de la mesa, sumergida bajo el nuevo calendario donde ayer anoté mis propósitos anuales. Sonrío y salgo disparado. Pienso en el verbal que me espera. Reloj. No llego. Hago uso con malicia de mi vasta experiencia como motorista de ciudad. Me cuelo por espacios inverosímiles, hasta salir primero en mil semáforos. Aparco mal ante la Ciudad Judicial. Exhausto. Quedan tres minutos. Puertas giratorias y gentes pasando controles de seguridad. Accedo por el de abogados y subo corriendo a la sala de togas, pensando en el interrogatorio y en como dejar en evidencia el perjurio que cometerá esa mujer. Es la hora. Atisbo al grupo ante la sala y comunican que el juicio se suspenderá. Pueden ustedes reclamar, dicen. Reclamar qué.

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  • DEL FALSO TESTIMONIO

    Susana San Miguel Larreina · Vitoria-Gasteiz 

    Echando la vista atrás, fue cuando decidí fundar una compañía jurídica alternativa. Analicé los casos que el bufete había perdido, y el falso testimonio asomaba en muchas de las declaraciones que la otra parte proponía. Sin malicia, de forma inocua, pero era una manera de ganar en cualquier tipo de pleito. Así que reclamar para vencer, se convirtió en el más firme de mis propósitos. Tenía todos los contactos, tras años ejerciendo como Letrado, podía deducir quién podría necesitar mis servicios. El calendario marcaba ya un año desde la fundación de "Perjurio S.L.U.", y su éxito, proporcionando falsos testigos que ni pestañeaban ante el Tribunal, hacía que su popularidad empezara a preocuparme.

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