11 mayo 2018

Contaminamos “por encima de nuestras posibilidades”

Los problemas domésticos de política interna y la judicialización de la vida cotidiana en nuestro país nos alejan de uno de los más graves problemas que aquejan a esta sociedad como es el cambio climático, hecho que podemos constatar diariamente.

Recientemente hemos conocido que el Reino de España está en la “lista negra” de los países contaminantes de la Unión Europea.  Todos ellos pueden terminar próximamente ante el Tribunal de Justicia de Luxemburgo por el incumplimiento de la normativa en materia de contaminación del aire que causa miles de muertos anualmente.

Hoy reflexiona sobre esta situación José Luis García Ortega, responsable de Cambio Climático de Greenpeace-España, quien lleva defendiendo “el derecho a respirar” que contempla nuestra Constitución desde hace muchos años.

 

                                                                                  José Manuel Marraco Espinós

                                                                                  Abogado

 

CONTAMINAMOS “POR ENCIMA DE NUESTRAS POSIBILIDADES”

El mundo camina hacia un cambio climático de gran envergadura y demoledoras consecuencias. Con la información científica sobre la mesa, los gobiernos de todos los países del mundo, reunidos en París en diciembre de 2015, acordaron un nuevo tratado internacional inclusivo, que desarrolla el Convenio Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático.

El Acuerdo de París, bajo el desesperado impulso de los países insulares y costeros que ven que su territorio está en grave riesgo de desaparición por la subida del nivel del mar en este siglo, adoptó un objetivo tan ambicioso como imprescindible: lograr que el calentamiento global que ya se está produciendo se estabilice en un nivel de temperatura media mundial lo más debajo posible de 2 ºC y hacer todo lo posible para que no supere 1,5 ºC.

Este nuevo umbral de 1,5 ºC supone un reto, ya que todos los planes adoptados hasta ahora se habían hecho en función de limitar el calentamiento a 2 ºC (para que entendamos lo que significa esa aparentemente pequeña diferencia, en los dos últimos años la temperatura media mundial ha sido 1 ºC mayor que la media preindustrial de referencia). Conscientes de ello, el Consejo Europeo ha acordado iniciar un proceso de revisión de los objetivos a largo plazo, para tratar de adecuar las medidas a tomar al nuevo reto. Evidentemente, el reto no es sólo europeo, es mundial, y todos los países deben acometer procesos similares para dar cumplimiento al Acuerdo de París.

Este próximo otoño podría marcar un punto de inflexión en el debate climático mundial, ya que se dispondrá de conclusiones fundamentales para saber si aún podemos prevenir un caos climático o no, y en su caso cómo hacerlo. El momento clave será el 7 de octubre, cuando el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) publique su Informe Especial sobre el límite de calentamiento acordado en París, esto es, el 1,5°C. A partir de ahí se dispararán las discusiones sobre cómo de radicales han de ser las transformaciones que hacen falta, cómo de lejos estamos de esas tendencias y sus implicaciones.

Para valorar cómo vamos de momento, el último dato disponible lo acaba de publicar Eurostat: en 2017, las emisiones de CO2 en la Unión Europea han aumentado, en vez de disminuir, respecto a 2016, según las estimaciones del organismo. El CO2 supone un 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero de la UE, y el aumento fue del 1,8% respecto al año anterior.

No todos los países de la UE se comportaron igual, claro. Hubo 7 países que sí redujeron sus emisiones, pero el resto no. Y de éstos, es muy preocupante ver que España fue uno de los que más aumentaron sus emisiones, un 7,4% (cuadruplicando la media europea), solo superado por Malta, Estonia y Bulgaria. Según Eurostat, los factores que han influido en el ascenso de emisiones han sido las condiciones climáticas, el crecimiento económico, el tamaño de la población, el transporte y las actividades industriales.

Otro análisis, publicado por Sandbag, profundiza más en los datos y se fija en estos últimos: las emisiones sometidas al régimen europeo de comercio de emisiones subieron por primera vez en 7 años. De los 10 mayores emisores de la UE, 9 son centrales térmicas de carbón, concretamente de lignito. En conjunto, se responsabiliza al lignito y a la industria del aumento de emisiones. El lignito produjo, por primera vez, más de la mitad de las emisiones derivadas de la quema de carbón.

España también destaca para mal en este terreno: 2 de las 20 instalaciones que más CO2 producen en la Unión Europea están en España, la central térmica de EDP en Aboño (Asturias) y la de Endesa en As Pontes (A Coruña). Cada una de ellas emitió más de 8 millones de toneladas a la atmósfera el año pasado.

A la vista de estos datos, es incomprensible la actitud del Gobierno español que, tal como ha valorado Poletika, sigue sin presentar la tan prometida Ley de Cambio Climático y Transición Energética, sigue bloqueando la participación ciudadana en las energías renovables con medidas disuasorias como el impuesto al sol (tratando además de que sea consentido en el marco europeo) y pretende bloquear cualquier intento de cierre de centrales, ahora mediante una proposición de ley en el Congreso, tras el fracasado intento de regularlo mediante Real Decreto que se estrelló contra el rechazo, entre otros, de la CNMC. Conviene recordar que cerrar las centrales térmicas de carbón junto con las nucleares en 2025 es viable, como ha demostrado Greenpeace.

Otro sector muy preocupante es el del transporte, cuyas emisiones siguen subiendo. No solo impacta gravemente sobre el cambio climático, sino sobre la contaminación atmosférica y la contaminación urbana. Y aquí tampoco nuestro país está haciendo los deberes: el 17 de mayo la Comisión Europea va a denunciar a nueve países, entre ellos España, ante el Tribunal Europeo de Justicia, por violar la normativa de calidad del aire, concretamente por no respetar los límites de emisión de óxidos de nitrógeno y de partículas.

Esperemos que los tribunales hagan entrar en razón a los gobiernos, porque no se puede permitir que se continúe contaminando impunemente, arriesgando el futuro de todos.

 

                                                                                  José Luis García Ortega

                                                                                  Licenciado en Ciencias Físicas

                                                                                  Responsable de Cambio Climático de Greenpeace-España

 

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