28 febrero 2018

El ICAM se sitúa a la vanguardia jurídica con una Sección dedicada a las tecnologías disruptivas

Los retos legales y éticos que plantean las tecnologías disruptivas tienen un nuevo espacio de referencia para el debate y la búsqueda de soluciones jurídicas. La sección de Robótica, Inteligencia Artificial y Realidad Virtual y Aumentada, inaugurada ayer en el Colegio de Abogados de Madrid, genera una gran expectación entre los profesionales de la abogacía por tratarse de un ámbito en el que queda mucho por regular.

“Elementos como la inteligencia artificial y la robótica van a producir cambios sustanciales en el ejercicio de la abogacía”, afirmó José María Alonso en sus palabras inaugurales, “y es tarea del Colegio de Madrid alertar e informar sobre ellos”. Para llevar a cabo esa labor el decano apuesta por las Secciones, un área que la nueva Junta de Gobierno se ha comprometido a potenciar mediante un decálogo de medidas concretas que incluye un aumento sustancial en los presupuestos.

El objetivo, señaló José María Alonso, es que las Secciones, más allá de ofrecer formación, “sean un punto de encuentro entre los profesionales” dedicados a los distintos ámbitos en que se enfoca cada una, que actúen “como cauce de relación directa del Colegio con los colegiados” y sirvan para plantear propuestas normativas que reflejen las inquietudes y necesidades de la abogacía madrileña.

“El Colegio de Abogados de Madrid no puede ir a la zaga ni de esta nueva realidad jurídica, ni de ninguna otra”, afirmó Eugenio Ribón, diputado de la Junta de Gobierno responsable del área de Secciones. La creación “de modo pionero” de la nueva sección de Robótica sitúa a la corporación madrileña, “el mayor y el mejor Colegio de Abogados de Europa”, en la vanguardia del ámbito legal como referente del conocimiento jurídico de una disciplina “emergente y apasionante”, señaló el diputado.

Un derecho que todavía no existe

Bajo la premisa de que el Colegio ha de ser un referente en la sociedad asume la presidencia de la nueva Sección el letrado Santiago Mediano, quien aspira a convertirla en un espacio de enlace entre los profesionales del Derecho y los ciudadanos que estarán inmersos en el uso de las tecnologías disruptivas. “Vamos a tener que asesorarles para la aplicación de un derecho que en gran medida todavía ni siquiera existe”, afirmó Mediano, ya que en los letrados recae la tarea de encontrar soluciones a los problemas jurídicos que vayan surgiendo de la aplicación de la robótica y la inteligencia artificial a la vida diaria de las personas. “Dar voz a los abogados significará dar voz a los ciudadanos”, recalcó.

La jornada inaugural contó además con las intervenciones de Juan Andrés Avilés Sánchez, manager del Área de Desarrollo Cognitivo de Negocio de IBM, y Alejandro Sánchez del Campo, director académico de Robotuiris y copresidente de la Sección de Gestión de Despachos e Innovación del Colegio. Ambos ponentes avivaron el debate desgranando distintas cuestiones, desde la democratización de la tecnología o la automatización de la Justicia hasta el estatus legal de los trabajadores robóticos, tema que ya se está tratando en el Parlamento Europeo.

El negocio de la Inteligencia Artificial se espera que crezca en torno a un 44,3% en los próximos años, indicó Avilés, destacando las mejoras en la algoritmia, el aumento del volumen de datos disponible y la mayor capacidad de procesamiento como los principales factores que han impulsado el crecimiento exponencial de un sector que recaba ya varios miles de millones de dólares en inversión y en el que florecen cada vez más las empresas tecnológicas.

Sobre los retos legales y éticos que plantea esta nueva realidad habló Alejandro Sánchez del Campo, para quien el primer desafío consiste en hacerla explicable: “sólo podremos confiar en la inteligencia artificial si entendemos cómo funciona”, afirmó. En el ámbito de la administración de Justicia, aunque se haya demostrado que las nuevas tecnologías optimizan el tiempo de respuesta a problemas jurídicos, e incluso son capaces de predecir el resultado de un juicio, el objetivo no es “introducir jueces robots” sino plantearse si simplificar y automatizar parte de la Justicia no la haría mejor y más accesible, concluyó.

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