20 febrero 2018

Presupuesto a largo plazo de la UE después de 2020

Con vistas a la reunión informal de Jefes de Estado y de Gobierno de la UE que se celebra el 23 de febrero, la Comisión Europea ha presentado diversas opciones, y las consecuencias financieras que conllevan, para lograr un presupuesto de la UE a largo plazo nuevo y moderno que permita alcanzar de forma eficiente sus prioridades a partir de 2020.

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ha declarado: «Los presupuestos no son meros ejercicios contables; guardan relación con prioridades y ambiciones. Plasman en cifras el futuro al que aspiramos. Por ello debemos debatir en primer lugar sobre la Europa que queremosA continuación, los Estados miembros deberán poner recursos financieros en consonancia con sus ambiciones, y si bien es preciso que todos comprendamos que mantener la actual situación no es una opción válida de cara al debate que vamos a emprender, estoy firmemente convencido de que seremos capaces de cuadrar el círculo, logrando un presupuesto que aporte claras ventajas para todos.

En su reunión del 23 de febrero, los dirigentes de la UE debatirán sobre cómo garantizar que las prioridades que han fijado para la Unión —el 16 de septiembre de 2016 en Bratislava y el 25 de marzo de 2017 en la Declaración de Roma— puedan ser financiadas adecuadamente y, por consiguiente, se conviertan en realidad. Ambos aspectos, es decir, definir las prioridades comunes y dotar a la Unión de los medios para alcanzarlas, son indisociables.

La Comisión contribuye a este importante debate de tres maneras: en primer lugar, facilitando los elementos fácticos necesarios en relación con el presupuesto de la UE, sus ventajas, sus logros y su valor añadido; en segundo lugar, mediante la elaboración de escenarios que ilustren el impacto financiero de las distintas decisiones estratégicas posibles; y, en tercer lugar, mostrando las consecuencias que tendría una adopción tardía del nuevo presupuesto de la UE sobre los estudiantes, los investigadores, los proyectos de infraestructura, etc.

Al debatir acerca del nivel de ambición en ámbitos tales como la protección de las fronteras exteriores de la UE, el apoyo a una auténtica Unión Europea de Defensa, el estímulo de la transformación digital en Europa o la mejora de la eficiencia de la política de cohesión y la política agrícola de la UE, es importante que los dirigentes determinen el alcance concreto de sus decisiones en términos de financiación a nivel de la UE. Con su contribución de hoy, la Comisión se propone precisamente este objetivo mediante la cuantificación del impacto financiero de diversas decisiones estratégicas posibles. No se trata de las propias propuestas de la Comisión, sino de ilustraciones basadas en ideas surgidas a menudo en el curso de debates públicos. Su propósito es centrar la reflexión, estimular la discusión y proporcionar una base fáctica sólida para las importantes decisiones que habrá que adoptar en el futuro.

La Comisión presenta también opciones para modernizar el presupuesto de la UE, por ejemplo, mediante un refuerzo del vínculo entre los objetivos de dicho presupuesto y sus modalidades de financiación. Por otra parte, ofrece posibilidades para reforzar el vínculo, a menudo denominado de «condicionalidad», entre la financiación de la UE y el respeto de sus valores fundamentales.

Además de ser políticamente deseable, un acuerdo temprano es también un imperativo práctico. Los socios y beneficiarios de la financiación de la UE, entre los que cabe mencionar desde estudiantes e investigadores hasta proyectos en los ámbitos de las infraestructuras, la asistencia sanitaria o la energía, así como autoridades nacionales y regionales, necesitan y merecen contar con seguridad jurídica y financiera. La Comunicación llama la atención de los dirigentes sobre ejemplos concretos de las repercusiones negativas que podría tener un retraso para los ciudadanos y las empresas de toda la UE. La Comisión cree que no debería repetirse la desafortunada experiencia que supuso la adopción tardía del presupuesto actual de la UE, que ha retrasado considerablemente la puesta en marcha de los nuevos programas y, por ende, el logro de las prioridades de financiación.

La Comisión Europea presentará su propuesta formal relativa al próximo presupuesto a largo plazo de la UE en los próximos meses y, como muy tarde, a principios de mayo de 2018. Mientras tanto, la Comisión seguirá recabando la opinión de las partes interesadas, también a través de consultas públicas sobre las prioridades de la UE que se anunciaron en enero de 2018.

 

Fuente: http://europa.eu/rapid/press-release_IP-18-745_es.htm

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