17 mayo 2016

Ya estoy en redes sociales. ¿Y ahora qué?

Susana González  Por Susana González
sigueme-abogaciaes

A estas alturas todos tenemos claro que:

1.- Vivimos en una sociedad hiperconectada, en la que la información circula a velocidades de vértigo y en cantidades impensables hace tan solo un par de años.

2.- Que las empresas están en internet. La competencia, a quienes gustamos y a quienes no gustamos nada, están en internet.

3.- Que, queramos o no, estamos en la red. Aunque no tengamos web, ni cuenta en ninguna red social, alguien hablará de nosotros, nos etiquetará en alguna foto o comentará su experiencia con nuestro despacho en algún foro.

4.- Y que, por tanto, trabajar activamente nuestra presencia en los medios sociales, con eficacia e interacción, es una herramienta de refuerzo comercial para nuestros despachos y para nuestro branding o marca personal.

Del 1.0 y la comunicación unidireccional se ha pasado al 2.0 en el que la comunicación se ha democratizado y todos opinamos e influimos en todos. Google, más allá de ser un buscador de información, se ha convertido en un buscador de reputación online que, ante cualquier búsqueda, devuelve recomendaciones, opiniones y calificaciones de personas satisfechas o descontentas con el producto o servicio, comentarios sobre la marca, la empresa o profesional.

Y esto afecta a nuestra imagen personal y profesional, a nuestra reputación online, estemos o no online.

Si tenemos una reputación online, aunque no la trabajemos activamente, lo más lógico es gestionarla de forma activa y efectiva procurando diseñar que lo que se diga de nosotros se acerque lo máximo posible a lo que ofrecemos en realidad.

Llegados a este punto, la gran pregunta es: ¿cómo lo hacemos?

En un entorno en constante evolución como es el digital prefiero autodenominarme constante aprendiz y estratega porque, para conseguir avanzar sin creerse la última cerveza helada del desierto, se requiere adaptación y aprendizaje diario con visión de futuro.

RRSSPartamos de no creernos las grandes verdades absolutas de guías o manuales de gurús como si fueran a funcionar de forma automática. “Las 10 pautas definitivas para…”, “Tu éxito en redes sociales en 5 minutos al día”, etc. son casi, casi como las dietas exprés. No basta con leérselas, sino que debemos aplicar las pautas y adaptarlas a nuestra particular forma de gestionar y, además, tomarnos el tiempo necesario de dedicación para, poco a poco, ir viendo algún resultado.

Puestos a analizar las ventajas que puede reportar para nuestros despachos tener presencia en el entorno digital (web y redes sociales), y contando ya con estos entornos estructurados, lo primero que tenemos que preguntarnos es ¿qué es lo más importante para nuestro despacho? Será éste nuestro objetivo a potenciar en las redes sociales.

Seguro que a esta pregunta la mayoría coincidimos en que lo más importante son los clientes, ¿o no? ¿El dinero? Sin clientes capaces de pagar por el valor añadido de nuestros concretos servicios, nuestro trabajo carecería de sentido, ¿de dónde sacamos el dinero? ¿El equipo? Sin remunerarles su trabajo, ¿de dónde sacamos y consolidamos un buen equipo? ¿El ejercicio de la profesión?, ¿para quién si no es para los clientes?

Pues bien, nuestros clientes reales y potenciales hace tiempo que están comercializando sus productos en la red, interactuando y compartiendo en las redes sociales, haciendo sus búsquedas e intentando resolver sus dudas legales en Internet. Definir una adecuada gestión de las herramientas digitales nos permitirá acercarnos a nuestros potenciales clientes y fidelizar a los clientes existentes, nos va a proporcionar identidad digital propia y diferenciada de otros agentes similares y con ello nos determinará un refuerzo y consolidación de nuestra reputación online.

Participando, en la comercialización de nuestros servicios, en un entorno colaborativo en el que nos visualizamos ofreciendo información, ayuda y aportando soluciones a dudas legales podemos mejorar nuestra reputación y beneficiar nuestra marca.

Nuestros servicios al cliente están basados en la confianza. Y actualmente la confianza se está consolidando también en la red. Ante el comentario de cualquier conocido a un potencial cliente sobre nosotros, lo primero que hará será buscar referencias sobre nosotros en la red, y ese será el momento en el que se consolide o descarte la elección del despacho de abogados.

Es así de sencillo: si no aparecemos o si lo primero que aparece de nosotros es una búsqueda en las páginas amarillas o en la guía judicial entre miles, sin aportarle nada de información de valor, o si aparecemos en Twitter compartiendo noticias de prensa, sin generar opinión, sin participar en debates, sin aportar nuestro propio conocimiento sobre las materias en las que somos especialistas…irá al que sí le ofrezca información clara sobre la concreta materia para la que está buscando resolver su consulta o alcanzar una solución.

He situado estas ventajas de acercamiento a los clientes y refuerzo de nuestra marca en los primeros lugares porque suelen ser las más atractivas. Aunque puestos a ser honestos serán las que tardaremos más tiempo en experimentar.

Sin embargo, trabajar nuestra presencia digital es una carrera de fondo. Si sólo utilizamos las redes con el fin de obtener clientela y si esperamos que esto se produzca de forma instantánea, sin implicarnos en aportar información dinámica y constante y en interactuar, será difícil ver materializada esta ventaja, aunque seguro que sí podremos disfrutar de las dos siguientes:

Una gran ventaja que se experimenta pronto es que nuestra presencia en el entorno digital nos proporciona una eficaz herramienta para acceder a información relevante del sector. Esta, junto con la enorme ventaja de generación de oportunidades, de crear relaciones y sinergias, ya sea con otros abogados, procuradores, jueces, magistrados, empresarios, medios de comunicación… son las ventajas que antes experimentaremos y que más nos enganchan.

LA CLAVES ES COMPARTIR

Todo este cambio nos exige, a su vez, un nuevo tipo de lenguaje adaptado a una nueva forma de comunicar y de conectar con las personas en la red.

Ya no vale con publicitarse como experto. Ahora esperan que lo demostremos. ¿Cómo? La clave es compartir, ser social. Ya no nos van a pagar por nuestra información porque la información está en la red, de ahí que se haya hecho tan importante el lema “Comparte, colabora y crece”.

Si nuestros clientes están online y depositan su confianza o toman decisiones en función de las recomendaciones en redes, ¿por qué no acercarnos e interactuar con ellos? Para ello debemos hablar el mismo lenguaje que los clientes y desdibujar la tradicional línea de relación offline que nos ha etiquetado como un sector tradicionalista, que hace uso de un lenguaje lejano, extraño y que jamás ofrece nada de información si no es a cambio de una remuneración.

Y de nuevo, ¿cómo? Compartiendo contenido de valor diferencial, generando conocimiento y conversando. Claro, para esto debemos ser muy muy generosos y, no nos vamos a engañar, implica paciencia y tiempo, quizá mucho tiempo.

Además, debemos ser precavidos. No olvidemos nosotros que Internet no olvida y que lo que decimos nos define. Por eso creo importante cuidar tanto nuestro comportamiento como nuestro lenguaje, destinado a quienes queremos llegar, y medir siempre de forma responsable las consecuencias de cuanto decimos antes de decirlo.

En realidad, no nos debemos asustar, se trata de aplicar el sentido común y tomarlo como una herramienta perfecta para mejorar nuestra eficacia en la comunicación.

Las redes sociales son las herramientas más usadas hoy en día por los usuarios de Internet.

Lo que hace unos años ni siquiera existía o se contemplaba exclusivamente para jóvenes y para el ocio, se ha convertido actualmente en la plataforma de comunicación, comercialización y visualización más empleada por todo el mundo.

Las aplicaciones móviles han llegado para quedarse, van a seguir evolucionando y acaparando un cambio de hábitos. Su uso es gratuito y multi-dispositivo (lo de gratuito, sin entrar hoy a valorar que el precio que pagamos es la cesión de nuestros datos).

Las redes sociales son un escaparate comercial que nos permite dar soporte y aumentar el alcance de la difusión de la información que demostramos conocer de forma visible mediante las publicaciones de nuestra web o blog en materias sobre las especialidades que el despacho ofrece.

Actualmente la información está en la red. Aportemos a los clientes nuestra información. No nos van a pagar por obtener información que obtienen en sus búsquedas gratis. Nos pagarán por cómo nos diferenciamos en la gestión de esa información.

Además de contribuir a captar y fidelizar clientes, obtener información y a establecer contactos de calidad, las redes sociales como soporte a nuestras páginas corporativas están contribuyendo de forma muy positiva a acercar y humanizar la imagen de nuestra profesión, alejándola de esas etiquetas que nos sitúan en una órbita lejana del resto.

Cada red social puede servir de soporte a nuestro contenido de forma diversa, porque su técnica, público objetivo y lenguaje son diversos. No es necesario estar en todas, pero sí es importante estudiar bien en cuál decidimos estar y con qué plan:

  • Si existen redes con un eminente contenido visual como Pinterest, Instagram o Facebook, y nuestro contenido no va a aportar ese valor con fotos y vídeos, puede que nuestro tiempo de presencia en dichas redes quede infrautilizado.
  • Para cuentas profesionales, de nuestros despachos, actualmente es cierto que Google + no acaba de despuntar en interacción y generación de oportunidades más allá apoyar el posicionamiento de nuestra web con las publicaciones compartidas en esta red a través del buscador, si bien personalmente considero que este punto ya es de por sí digno de considerar. LinkedIn (Abogados en LinkedIn I, II y III) está resultando una red consolidada en la generación de contactos profesionales, y Twitter puede que esté siendo la red que más nos permita comunicar y acercarnos a esos clientes potenciales, sin descartar el gran alcance que tiene Facebook.

ALGUNAS RECOMENDACIONES

Algunas recomendaciones que pueden potenciar ese acercamiento a través de cuentas profesionales en redes sociales:

Biografía: es muy importante describir a qué nos dedicamos, dónde pueden localizarnos o contactarnos e incluir nuestra web o blog para llevar a quienes nos encuentran a nuestra casa en la red, allá donde les aportamos nuestro contenido especializado.

Nombre: al principio tenemos temor de mostrarnos al mundo tal cual somos, y tendemos a elegir pseudónimos o nombres que no nos identifican con nosotros mismos. Si el uso que pretendemos hacer de las redes es profesional, la recomendación es utilizar el nombre real para que quienes nos busquen puedan encontrarnos más fácilmente.

No nos auto-declaremos gurús o expertos en la bio, es preferible que sean vuestros seguidores quienes saquen esa conclusión de vuestras aportaciones y comportamiento.

– La foto de perfil de las redes dice mucho de nosotros mismos, forma parte de nuestra marca por lo que debe ser coherente con lo que pretendemos transmitir. La recomendación es que sea lo más profesional, cercana a la realidad, natural y favorecedora posible.

No olvidemos que representarnos mediante un logotipo tiene la ventaja de que es más fácil de recordar que una cara, de este modo evitamos pasar desapercibidos entre la marea visual propia de Internet; sin embargo, la experiencia hasta ahora es que se consigue mayor interacción en las cuentas de los miembros de los despachos que en las corporativas, con quienes es más difícil conversar. Por lógica una cuenta corporativa no asume voces individuales sino de la firma o equipo, de ahí que sea más complicado obtener opiniones directas.

Los perfiles sin foto nos restan oportunidades y más en nuestra profesión en la que la confianza es vital. Una cuenta con foto de perfil tiene siete veces más posibilidades de ser vista que una sin foto.

– Interactuar: las “egocuentas” parece que están teniendo importancia en rankings de notoriedad para decir los muchos seguidores que tienen mostrando no tener el mínimo interés por lo que sus seguidores digan.

Ser agradecidos, generar conversación, responder a las menciones, retuitear, marcar como favorito, seguir de vuelta a los seguidores que nos resulten interesantes, procurar ser creativos y genuinos en nuestras respuestas, compartir contenido de valor propio y de otros (mencionando en este caso a su autor e incluso a quien creas que puede resultar de interés) son buenas prácticas de interacción consolidadas.

– Estudiar la ética, abreviaturas y terminología básica de cada red.

– Evitar incurrir en prácticas no recomendadas, automatizaciones, ser intrusivos, generar spam, buscar tener seguidores por encima de cualquier otra cosa, etc.

No olvidemos que existen herramientas para todo actualmente y que podemos saber con tan sólo un par de clics si una cuenta tiene seguidores comprados o si está automatizada y en qué porcentaje, por lo que la mayoría de las veces nuestro repentino crecimiento nos puede salir muy caro y, quizá, seamos los últimos en enterarnos de que mucha gente esté dándose cuenta de ello. Este tipo de prácticas van a causarnos el efecto contrario, la desconfianza.

Nunca posteemos información sobre nuestros clientes.

Y, sobre todo, seamos nosotros, hagámoslo propio, genuino y personal. Copiar está feo. Por más que el estilo de otros nos parezca que les está yendo bien, o que nos guste cómo comunica, ir por detrás haciendo exactamente lo mismo, en el mejor escenario sólo nos va a situar en el papel de imitadores, y en  el peor escenario tendremos el papel de plagiadores. Todos tenemos un potencial, el nuestro propio, que llevar a nuestra identidad en la red, ¿para qué identificarnos con otros teniendo tanto valor diferencial que optimizar de nosotros mismos?

Susana González
Directora de hiberus LEGAL TECH
WEB: Susana González Ruisánchez
TWITTER: @SuDigitalLawyer

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