10 mayo 2016

F. Zapater, abogado y padre de una de las víctimas de la Love Parade: “La mejor garantía de que no habrá sentencia condenatoria es no hacer juicio”

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El 24 de julio de 2010, Clara Zapater y Marta Acosta, universitarias españolas que hacían un Erasmus en Münster, fueron al concierto de la Love Parade en Duisburg, Alemania. Nunca volvieron a casa, fallecieron junto a otras 19 personas -y más de 600 heridos- al ser atrapadas en una ratonera de la que no pudieron salir.

La empresa organizadora Lopavent, el Ayuntamiento de Duisburg y la policía organizaron el evento sin adoptar las suficientes medidas de seguridad y concentraron centenares de miles de personas en un túnel sin salida.

El tribunal de Duisburg se ha negado –tras casi seis años- a celebrar el juicio y ha dado carpetazo al asunto, algo absolutamente incomprensible para las familias de las víctimas, además de un escándalo judicial. La fiscalía alemana había acusado a cuatro empleados de Lopavent y a seis miembros del Gobierno de Duisburg por cargos de homicidio imprudente y daños corporales.

Francisco Zapater Esteban, padre de Clara y abogado con más de 35 años de ejercicio en Tarragona, es el portavoz de las víctimas españolas de esta tragedia que se cobró 21 víctimas. “Desde el 24 de julio estamos sin hija y sin esperanza. Lo único que nos quedaba  era la Justicia”, reconoce con dolor y un hilo de esperanza el letrado tarraconense.

Cinco años y medio investigando, y el tribunal de Duisburg archiva el caso ¿En qué argumentos se ha fundado el tribunal para dar carpetazo?

En que no hay suficientes indicios de criminalidad y que no se puede garantizar una sentencia condenatoria. Desde luego, la mejor garantía de que no habrá sentencia condenatoria es no hacer juicio. Ya en un primer momento  vi una docena de negligencias  concatenadas que provocaron la tragedia. Una de ellas meter más de un millón de personas donde solo cabían doscientas mil, algo que  raya en el dolo eventual… porque con ese escenario no era difícil aventurar que podía pasar lo que pasó.  Qué mejor indicio que las imágenes. Si la imagen es la prueba más valiosa para un tribunal, en este caso había centenares de miles de vídeos y fotos obtenidos por los jóvenes con sus móviles. No recuerdo ningún caso con tal  profusión de imágenes.

¿Cómo valora la actuación de la fiscalía alemana en este lamentable caso?

Al fiscal de Duisburg le faltó valor para meterse con el poder. Acusó sólo a segundas y terceras filas, personas sin rostro para nosotros. Y sacó del proceso a los principales responsables de la tragedia: a Rainer Schaller,  promotor del concierto, que antepuso su  lucro personal a la seguridad de los jóvenes; a Adolf Sauerland, alcalde de Duisburg, un “tonto útil” que dio el permiso para el concierto, pese a no haber suficientes medidas de seguridad, al contrario que el alcalde de Bochum, que un año antes suspendió el concierto por falta de medidas; y al jefe de la policía, que al ordenar el cierre de todas las salidas y dejar abierta la entrada, creó una presión insoportable entre los jóvenes que produjo la muerte de 21 de ellos, no por heridas o traumatismos, sino todos por asfixia. Ahora el Tribunal de Duisburg reprocha al fiscal no haber empapelado a estos tres personajes… pero lo ha dicho pasados cinco años, cuando la campana de la prescripción impide seguir el combate procesal contra nuevos imputados.

Ante la decisión del tribunal de Duisburg ¿Qué vías de recurso judiciales les quedan?

En vía ordinaria nos queda solo el recurso de apelación ante el Tribunal de Düsseldorf, la capital del Land.  Ya hemos recurrido, y el fiscal también. Después recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional de Karlsruhe. Y finalmente Estrasburgo.

Y si se cierran estas puertas ¿Están dispuestos a llegar hasta el Tribunal Europeo de Derechos Humanos?

Pues sí, esa es nuestra intención. Se nos han vulnerado diversos derechos del Convenio Europeo de Derechos Humanos: no nos han dado tutela judicial efectiva, nos han producido indefensión y han vulnerado el principio de igualdad. Nuestra última esperanza es Estrasburgo. Pero para llegar allí se tardará tiempo… y el transcurso del tiempo va en nuestra contra.

¿Qué apoyo han recibido las víctimas y sus familiares por las autoridades diplomáticas españolas y del consulado en Dusseldorf?

Manuel Viturro, cónsul en Düsseldorf cuando ocurrió la desgracia,  se volcó con nosotros, al igual que los miembros del consulado, en especial Sol Porto, nuestro báculo lingüístico. Viturro fue nombrado embajador del Vaticano meses después, y al nuevo cónsul no lo conocemos. Escribí a Moratinos, entonces ministro de Exteriores, pero no recibí respuesta.

 ¿Qué medidas están adoptando las víctimas, tanto alemanas como de otros países, para depurar responsabilidades?

Estamos utilizando dos vías. La judicial, interponiendo los recursos pertinentes. Y una campaña de recogida de firmas en toda Europa pidiendo que se haga juicio. Esta petición se hace a través de la plataforma change.org, y dentro de unas semanas entregaremos las firmas al tribunal de  Düsseldorf. Tenemos ya 63.643. Si los compañeros abogados nos quieren ayudar  pueden firmar entrando en el siguiente enlace: www.change.org/justicialoveparade . Les quedaríamos muy agradecidos.

El juicio del Madrid Arena, con 15 acusados por la tragedia que se cobró la vida a cinco jóvenes la noche de Halloween de 2012, entra en su última fase ¿Cómo valora el diferente trato jurídico para unos casos similares donde fallaron los sistemas de seguridad?

Con envidia e irritación. El Madrid Arena ocurrió dos años más tarde que la Love Parade, y en semanas habrá sentencia. El Costa Concordia se hundió en 2012 en las costas itialianas y el capitán Schettino está juzgado y condenado. Y todo eso pese a que España e Italia son países periféricos. En cambio, la justicia de un país locomotora de Europa como  la alemana, tras casi seis años, ni juicio, ni condena, ni nada. Es irritante.

¿Todavía tiene confianza en la Justicia alemana?

El sistema judicial alemán nos ha decepcionado. Ha echado tierra sobre el asunto para evitar que el juicio evidencie que allí las cosas no van tan bien como aparenta. No obstante, queremos confiar que el tribunal de Düsseldorf abrirá el juicio oral.

En cambio, quien no nos ha defraudado ha sido el pueblo alemán, al que agradecemos la comprensión y el apoyo que nos ha dado durante este calvario de casi seis años. Sin ir más lejos, la ciudad de Duisburg hizo un referéndum para echar al alcalde por su responsabilidad en la Love Parade, como permite la ley alemana, y el resultado fue de 129.000 votos para que marchara, y 21.000 para que se quedara. O sea, fue el pueblo, no la justicia, el que reprobó la actuación de Sauerland.

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