17 marzo 2016

La gestión de las emociones del abogado

Berta Santos Por Berta Santos
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¿Emociones y abogacía es una combinación compatible?

Hay quien sigue pensando que las emociones han de dejarse al margen de la profesión.  No obstante, si lo hacemos, estamos obviando la dimensión humana de la abogacía.

La abogacía no es una profesión solitaria. Diariamente el abogado está rodeado de diferentes personas: clientes, colaboradores, abogados de la parte contraria, jueces y personal del juzgado o del despacho.

Las emociones son las puertas de entrada a la conexión y a la creación del vínculo de confianza con las personas.

Por todo ello resulta cada vez más necesario poder gestionar las propias emociones en la interacción con los demás y aprender a convertirnos en personas con inteligencia emocional. Dicho término lo popularizó Daniel Goleman, psicólogo estadounidense, escritor del  bestseller internacional “Inteligencia emocional”.

La inteligencia emocional supone el desarrollo de dos tipos de competencias:

  • Las competencias personales: la relación con nosotros mismos

Las competencias personales implican poder desarrollar mecanismos de autoconocimiento y de autorregulación, que son claves para el manejo de nuestras emociones.

Si no se desarrolla una buena relación con uno mismo, será muy complicado que podamos entablar relaciones satisfactorias con los demás.

 

Competencias personales

 

  • Las competencias sociales: la relación con los demás

Las competencias sociales implican la capacidad de poder conectar con los demás, mediante el desarrollo de la empatía y de las habilidades sociales.

Si contamos con un buen conocimiento de nosotros mismos seremos capaces de generar vínculos duraderos con las personas con las que interactuamos en nuestro día a día. Las demás personas ya sean del despacho o del juzgado, no tienen por qué sufrir nuestras frustraciones. Asimismo, no podemos dejarnos embaucar por estados de ánimo de los clientes y del clima del despacho, que impidan nuestro bienestar, entusiasmo y motivación.

Competencias sociales

 

¿Cómo podemos los abogados aprender a manejar mejor las emociones y ejercer la profesión con mayor bienestar y equilibrio? ¿Cómo es el abogado con inteligencia emocional?

  • Es capaz de identificar las propias emociones, las reconoce y las expresa de forma clara y sencilla

Las emociones no son muestra de debilidad, sino que ayudan a empatizar con las personas y acercarnos a los demás. Asimismo, también mejoran la relación con nosotros mismos.

  • Reconoce sus emociones y las comprende

Las emociones no son ni buenas ni malas en sí mismas. Son simples estados transitorios, producidos por la interpretación que realizamos de un hecho externo y que no se prolongan en el tiempo. No obstante, aunque no existen emociones positivas y negativas sí que hay unas que nos desgastan más que otras. Es importante darse cuenta de que mantenernos anclados en una emoción desgastante lo único que nos produce es una pérdida de energía y vitalidad.

  • Maneja sus emociones

En distintas situaciones, por ejemplo en momentos de estrés, en una negociación con tono agresivo o ante la pérdida de un caso, podemos sentir emociones de frustración, tristeza e ira. Sentirlas nos ayuda a aprender y mejorar en nuestro trabajo, para después poder liberarlas y no prolongarlas en el tiempo. De esta forma, evitamos que se conviertan en un estado de ánimo  o en un hábito.

Como abogados y como seres humanos tenemos la responsabilidad de velar por nuestro propio bienestar y el de las personas que nos rodean en el ámbito profesional. En consecuencia, de la misma forma que recibimos formación ante nuevas legislaciones o nuevas prácticas profesionales, resulta imprescindible dedicar el tiempo necesario para aprender a manejar nuestras emociones. Es parte del proceso de crecimiento personal y también profesional, a medida que vamos adquiriendo nuevas responsabilidades y retos.

La gestión de las emociones puede aprenderse y únicamente requiere compromiso por nuestra parte para mejorar como personas. Sin duda, redundará en sentirnos bien con nosotros mismos, lograr un equilibrio profesional y personal, así como cooperar en la creación de un ambiente de trabajo productivo y enfocado a que cada persona, desarrolle de forma satisfactoria su labor, su rendimiento y su talento.

Berta Santos

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