Decorando el despacho de un abogado joven

 Por Rosa Manrubia 

En la vida profesional de todo abogado joven llega el momento en que decide dar el salto profesional y emprender en su propio despacho profesional.

Todos cuando empezamos a ejercer tenemos en la cabeza la imagen del despacho de abogados decorado con materiales nobles, normalmente madera y cuero, que nos reflejaban la imagen de seriedad, profesionalidad y, por qué no, el lujo del prestigio profesional. Pero los tiempos cambian, y la forma de afrontar la inversión del primer despacho propio también.

Para aquellos que inician esa aventura, y que deben partir de cero, se plantea una aventura empresarial que debe ser desarrollada en un plan de negocio. En ese plan se estructura, entre otras cuestiones, el desembolso económico que supone el amueblar y aprovisionar el soñado despacho en el que forjar la carrera profesional.

Y aunque sea una cuestión frívola, la imagen que transmitamos con nuestro despacho dirá mucho de nosotros como personas. La transmisión de la idea de orden, de limpieza, de claridad, modernidad, etc. es una idea que debe calar en el cliente la primera vez que pasa por el umbral de nuestro despacho.

Emprender un primer despacho con poco dinero es posible. ¿Qué elementos debemos tener en cuenta a la hora de amueblar nuestro despacho?

En primer lugar, los muebles. Nuestro despacho no puede dar la imagen de dejadez o de abandono. Es recomendable empezar con pocos muebles pero buenos.

La mesa debe ser la principal inversión, al ser el elemento principal en el que trabajaremos y que verán nuestros clientes. Si tenemos que compatibilizar el espacio de trabajo con el de despacho de clientes, debemos cuidar muy bien el aspecto que la mesa transmita. Lo ideal es valernos de muebles accesorios que nos sirvan para guardar o nos sirvan de soporte para despejar la mesa al máximo y que nos sea un espacio agradable tanto para recibir como para poder trabajar. Una buena cajonera anexa con espacios prácticos que nos ayude a guardar con coherencia los elementos necesarios se hace imprescindible.  Asimismo, intentaremos que el ordenador quedé en una zona lateral diferenciando así los espacios de trabajo y despacho.

Nuestro sillón y las sillas confidentes, se configuran como elementos indispensables que deben guardar una armonía y coherencia. Nada más desagradable que un conjunto disonante o unas sillas de mala calidad. Mejor todo del mismo color y material. Huyamos de las sillas en mal estado (con la piel descuidada o la tapicería descolorida) y apostemos por materiales que sean estéticamente atractivos pero a la vez sufridos. Asimismo, si queremos imprimir a nuestro despacho de un toque de modernidad arriesguemos con colores como el blanco/negro o el rojo, que darán un toque juvenil y urbanita al conjunto.

Imprescindibles los elementos de almacenaje. Encontrar aquellos que se adecuen a nuestras necesidades es a veces tarea imposible. Además, hay que prever posibles mudanzas de despacho, por lo que esos muebles deben ser lo más adaptables posible a nuevos espacios en el futuro. Hoy día existen múltiples soluciones de almacenaje modular en el mercado, que nos facilitarán las necesidades de orden y archivo necesarias. Entrando en la era del papel cero se plantea la cuestión archivador ¿sí o no? Quizá necesitemos un cambio de mentalidad que hará que este elemento desaparezca de nuestras vidas, cobrando importancia los sistemas de archivo y almacenaje digital.

Ya tenemos los muebles indispensables, y ahora ¿cómo lo decoramos? ¿Elementos personales o meramente profesionales?

Si hablábamos de tener un aspecto de orden y mesa despejada, la misma debe contener cuantos menos elementos mejor. Un lapicero y un organizador semanal como elementos necesarios harán del resto de enseres innecesarios e incluso molestos para nuestro trabajo diario y para los clientes que nos visitan.

Entre elementos personales y elementos profesionales que nos ayuden a decorar, debemos intentar guardar un equilibrio. Cualquier despacho que se precie, especialmente entre los nuevos abogados, debe tener en sus paredes el título habilitante para ejercer la profesión de Abogado, así como aquellos certificados de importancia que den a conocer al cliente nuestra formación y cualificación. Doble función pues: Decoramos y garantizamos nuestra calidad y habilitación. Asimismo, fotos de tipo profesional como las de nuestra Jura, o algún acto oficial de interés profesional otorgan prestacia y profesionalidad a nuestro despacho. Particularmente no soy partidaria de las fotos muy personales en el despacho. Un espacio de trabajo donde el tránsito de personas en constante, debe garantizar nuestra privacidad y la de nuestros seres queridos. Asimismo, es poco serio poner fotos de nuestras vacaciones, eventos sociales personales, etc.

Un cuadro en el que transmitamos los valores del despacho, o una buena obra pictórica (si tenemos la suerte de poseerla) otorgan una imagen de espacio profesional que otorga confianza al cliente.

Con respecto a otros elementos más personales, una planta que dé frescura al ambiente, o una decoración acorde a las fechas señaladas (Navidad, por ejemplo) siempre dan confort y sensación de acogimiento al espacio.

La luz es fundamental en nuestra vida. Nada más desagradable que la luz baja o luz directa. Apostemos por espacios luminosos pero que no sean desagradables para el cliente. Si nuestro despacho es interior, apostemos por darle fuerza gracias a este elemento, y reforcemos los elementos luminosos con lámparas accesorias, etc.

Por último, si tenemos la suerte de contar con sala de espera, la misma debe ser sobria pero agradable a la vez. Un revistero con revistas de actualidad, unas sillas cómodas y buena luz son indispensables para hacer la espera más confortable.

Ahora, Abogado Joven, te toca optimizar los recursos, tomar las ideas que más te gusten de despachos de compañeros, y arriesgarte en innovar en materiales y colores.

Rosa Manrubia
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