05 octubre 2015

Miles de muertes evitables

El pasado abril, la vergüenza de 800 fallecidos frente a las costas de Lampedusa impulsó un incremento de la operación de rescate por parte de la Unión Europea. Sin embargo, meses después, Frontex tiene que suplicar a los estados para que les cedan equipos de vigilancia, y barcos de ONG cubren lagunas en el dispositivo de rescate.

Mientras los países de la Unión Europea siguen regateando ‘por miles’ en el mercado de Bruselas, las cifras de personas en el mundo que han tenido que huir de sus hogares se cuentan por millones. Sesenta, según los últimos datos de Acnur.

Los acontecimientos provocan que las medidas anunciadas en el seno de la Unión Europea queden desfasadas antes de que se lleven a cabo. En julio se propuso la reubicación de 32 mil refugiados en dos años. En estos días se habla de 150 mil. Durante 2015 ya han llegado más de 400 mil personas sólo a Italia y Grecia.

El Mediterráneo sigue siendo la travesía más mortal del mundo. Durante 2015 alrededor de 2.500 personas habrían perdido la vida en sus aguas. La inmensa mayoría de ellas, personas que huyen de conflictos y violaciones de derechos humanos. La tragedia crece. Pero desde luego, no se trata de una emergencia imprevisible. Desde el año 2000 se calcula que las personas fallecidas en el Mediterráneo superan las 25 mil.

Muertes evitables. No sólo con un mejor operativo de rescate. Sino con las medidas preventivas que diferentes organizaciones venimos reclamando desde hace tiempo: posibilidad de pedir asilo en las embajadas y consulados, concesión de visados humanitarios, mayor compromiso con el reasentamiento. Es decir, una alternativa para huir de la guerra que no sea ponerse en manos de traficantes de personas a los que pagar sumas astronómicas al tiempo que arriesgan sus vidas.

Si la Unión Europea, junto al resto de la comunidad internacional, no es capaz de ayudar en la resolución de unos conflictos que duran años, ¿Qué esperaban, que sirios, afganos, eritreos o iraquíes, se quedasen en sus casas aguardando una muerte segura? Porque la inmensa mayoría de los que cruzan el Mediterráneo hasta el sur de Italia y Grecia, y siguen camino hacia el norte de Europa, no lo hacen para mejorar su vida. Sino porque es la única opción que tienen para salvarla.

 

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