19 mayo 2015

Un Congreso de presente para una abogacía con futuro

He querido dejar pasar unos días de la finalización del XI Congreso Nacional de la Abogacía, celebrado en Vitoria-Gasteiz, para hacer un primer balance.  Quiero, antes que nada, mostrar mi agradecimiento a todos aquellos que lo hicieron posible: a S.M.el Rey Felipe VI, que abrió brillantemente el Congreso, y a las autoridades que nos acompañaron; al Colegio de Abogados de Álava y a su decano, Javier García Pascual, por su implicación y dedicación a este proyecto, al igual que al Consejo Vasco de la Abogacia; a la ciudad de Vitoria-Gasteiz y a su ayuntamiento, que durante tres días acogió a cerca de 1.200 abogados que, además de participar en las sesiones del trabajo del Congreso, pudieron disfrutar  de la hospitalidad de los vitorianos; a los ponentes, por transmitirnos sus conocimientos y experiencias de una forma tan brillante; por supuesto, a los participantes en el Congreso sin los cuales estos eventos no tendrían sentido. Y, también desde luego, a patrocinadores, colaboradores y expositores, también imprescindibles, y a todos los que, con su trabajo, oscuro pero eficaz,  antes y durante el Congreso, han conseguido que todo estuviera siempre a punto.

Los cientos y cientos de felicitaciones que hemos recibido coinciden en que el Congreso fue un éxito de contenidos, de ponentes y de organización. Hay también algunas voces críticas, muy pocas, que también escuchamos con atención, estuvieran o no presentes en Vitoria. Y está en marcha una encuesta con todos los congresistas para conocer su valoración y recibir sus sugerencias de cara a futuras citas congresuales.

Han sido tres días intensos, en los que hemos repasado el papel actual de la Abogacía y el que debe jugar en el futuro. Un futuro marcado por un cambio de ciclo, al que la Abogacía debe adaptarse de manera ágil. Por eso uno de los bloques de la ponencia central –“El abogado 3.0 en la aldea global”- estuvo dedicado a la estrecha relación entre el Derecho y la Ciencia: nanociencia, células madre o el acceso a las terapias innovadoras, asuntos en los que los abogados debemos formarnos, porque están muy presentes hoy en día y lo estarán mucho más en el futuro.

El desarrollo de las nuevas tecnologías de la comunicación y la presencia creciente de un mercado de servicios gestionados a través de internet está teniendo también un impacto extraordinario en nuestro sistema jurídico y en el trabajo del abogado. Además, hablamos de competencia, abogacía low-cost, derecho de los consumidores, deportivo o laboral, abogados de empresa, abogados de novela y abogados blogueros, la función social de la Abogacía o Lexnet, el próximo reto para todos los abogados sobre el que el Consejo y los Colegios están trabajando activamente. La “Declaración de Vitoria” que leí al final de las jornadas es una radiografía de los problemas de la Justicia en España, de la voz crítica y libre de la Abogacía, demostrada día tras día, y de nuestra voluntad de seguir firmes en la denuncia de las injusticias y de tender la mano para conseguir acuerdos concretos y, sobre todo, un Pacto de Estado por la Justicia y por los ciudadanos

Los abogados debemos intentar ir siempre un paso por delante de la ley, identificando problemas y cada vez  con más intensidad, proponiendo soluciones.

Seguro que ha habido cosas que se podían haber hecho mejor o de otro modo. Pero estoy convencido de que los aciertos han sido más y de que quienes nos han acompañado en Vitoria-Gasteiz comparten la misma impresión.

Debemos continuar el camino marcado en este Congreso. Los cambios que se están produciendo serán nuestro día a día en un futuro cercano y los abogados no debemos quedarnos fuera. Con el trabajo de todos estoy seguro de que lo lograremos.

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