08 mayo 2015

Abogacía low cost: ¿solución, problema o realidad?

Abogacía low-cost Los tiempos han cambiado en todas las profesiones y la Abogacía no podía ser una excepción. La filosofía low-cost ha llegado a muchas áreas (viajes, ropa, telefonía móvil…) y también a la Abogacía. ¿Es la abogacía low-cost una solución para abogados y clientes? ¿Qué problemas provoca? O, ¿simplemente es una realidad con la que tenemos que convivir y a la que debemos adaptarnos? Sobre todos estos temas debatieron Alfonso Carrascosa, presidente de Legalitas; Cristina Llop, presidenta de la Confederación Española de Abogados Jóvenes (CEAJ); y Josep Pérez Tirado, abogado especializado en el asesoramiento integral a víctimas de accidentes de tráfico.

En opinión de Alfonso Carrascosa –que admitió que su empresa ha creado ciertas reticencias en la profesión, posiblemente porque “no hemos sabido explicar nuestro negocio”- es posible prestar un servicio de gran calidad a un precio asequible, mediante medidas como la eliminación de costes, la simplificación de las formas de comunicación y el fomento de un alto grado de especialización.

Tras explicar el motivo del nacimiento de Legalitas –“acercar el abogado al ciudadano”, porque mucha gente no acudía a un letrado abogado por miedo o desconfianza”, destacó que una de sus bazas es tener un importante equipo especializado, así como la adaptación a los nuevos tiempos y la formación, que es fundamental para todos. También incidió en la importancia de “aprovechar nuevas oportunidades”, como las relacionadas con nuevas tecnologías o ciberseguridad, para formarse en estos temas y poder ofrecer servicios. También aseguró que Legalitas es “una compañía de seguros y una compañía de servicios”.

“En nombre de toda la abogacía joven puedo decir que la abogacía joven no es en ningún caso abogacía low-cost. Son los grandes despachos quienes pueden ofrecer precios low cost ”. Así comenzó su intervención Cristina Llop, que recordó algunos modelos muy famosos de economía low-cost en áreas como la decoración, la ropa o la aviación y lanzó dos preguntas: ¿Nos debemos equiparar a estos modelos de negocios? ¿Tenemos que adaptar nuestros negocios? Las respuestas de la presidenta de CEAJ son no a la primera pregunta, sí a la segunda.

Sobre la primera la cuestión que había planteado, Llop fue clara: “Los abogados somos garantes de la justicia. No podemos equipararnos al modelo de negocio low-cost”. Además, al hacer una minuta hay que tener muy en cuenta el valor añadido que aportan los abogados: formación, atención al cliente y sobre todo responsabilidad. “No hay que tirar nuestros precios, ni tirar nuestro trabajo ni minusvalorarlo”, señaló.

Cristina Llop mostró su sorpresa ante algunos ejemplos de abogacía low-cost que ha encontrado en Internet, como cupones de descuento y anuncios a precios imposibles y planteó  las preguntas que le generaban este tipo de prácticas: “¿Dan una mala imagen de la abogacía en general? ¿Es una publicidad engañosa? ¿Son verdadera competencia? ¿Promueven el intrusismo profesional?”. La presidenta de CEAJ consideró necesario “modificar nuestro modelo de negocio, pero sin reducir nuestro valor añadido, que es nuestro trabajo”. “La abogacía tendría que optar por renovarse, dar un paso adelante, aprovechar las tecnologías y dar un valor añadido a los servicios que presta”, concluyó.

Por su parte Josep Pérez Tirado, desde su perspectiva de defensor de víctimas de accidentes de tráfico, aseguró que entre quienes han sufrido un accidente y han acudido a abogados low-cost no hay alto grado de satisfacción. En su opinión “la expresión low-cost es puro marketing”, aunque también consideró un “grave riesgo que haya una extensión generalizada de este tipo de servicio”. Además, alertó de las confusiones que a veces genera la abogacía low-cost, porque parece que los precios que se publicitan venden todo cuando sólo es una parte, y porque “el derecho a la libre elección de abogado queda en papel mojado en pólizas que cubren 200 euros”.

Pérez Tirado observó una “transformación en el sector jurídico”, que provoca que algunos despachos profesionales se estén convirtiendo en empresas de servicios jurídicos profesionales. Admitió que “el uso de las tecnologías puede abaratar coste y todos debemos avanzar en este campo”, porque la tecnología debe ser un aliado, pero siempre con el objetivo de dar servicios de más calidad. “Los abogados del Turno de Oficio sí que conocen el low-cost por lo que les paga la administración”, añadió.

El portal concluyó con un animado debate entre los ponentes y los asistentes, en el que pudieron contrastar sus diferentes opiniones sobre la abogacía low-cost.

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