26 noviembre 2014

HAY SALIDA

Mis primeras palabras son para recordar a las 45 mujeres que, en lo que va de año, han sido asesinadas por sus agresores, sus parejas, y a los 33 menores, niños y niñas, que se han quedado sin sus madres como consecuencia de la violencia de género. Su memoria, las vidas de todas las mujeres que, en España y en el mundo, sufren violencia por el solo hecho de ser mujeres y el ejemplo de aquéllas – muchas – que han logrado dejarla atrás e inspiran nuestro lema: “Hay Salida a la violencia de género” son las  guías de nuestro incansable quehacer diario.

Alice Munro, una de las únicas trece mujeres ganadoras del premio Nobel de Literatura relata, en uno de sus cuentos titulado “Dimensiones”, la historia de una mujer sometida bajo este yugo. Hago mías sus palabras porque demuestran el drama de este mal que vive una mujer cualquiera, de una edad cualquiera, de una país cualquiera. Una mujer que podría ser cualquiera de nosotras:

Empezó a tener más cuidado con lo que contaba. Comprendió que había ciertas cosas a las que ella estaba acostumbrada que otra persona quizás no entendería. Él veía las cosas de una manera especial; era su forma de ser… Por muy agotada que la dejara, él seguía siendo la persona a quien estaba más unida en el mundo y tenía la sensación de que todo se vendría abajo si se atreviese a contarle a alguien cómo era él exactamente, si le fuera tan desleal”.

Así es la realidad de los malos tratos: injusticia, desigualdad y una perversidad que lleva a que, en muchos casos, ni siquiera la propia víctima llegue a considerarse tal o a que, si se da cuenta, calle, silencie, oculte o minimice riesgos….  Por eso es tan importante conocer esta forma de violencia. La formación de profesionales resulta crucial para entender lo que hay detrás de estas conductas y transmitir confianza en el sistema con la idea de que verdaderamente “Hay Salida”.

En España, trabajamos ya, a la altura de este 2014, desde la madurez de las políticas públicas en esta materia. Estos últimos tres años, la consolidación de esta labor nos ha llevado a:

–         Reafirmarnos en que es preciso continuar trabajando en la violencia de género, en el sentido del artículo 1 de nuestra Ley Orgánica 1/2004, y, al mismo tiempo, abrir cada vez más nuestra mirada a otras formas de violencia contra la mujer: trata, explotación sexual, matrimonios forzados, mutilación, violencia sexual.

–         A contemplar a las víctimas invisibles de la violencia de género: niños y niñas que sufren el maltrato, porque lo reciben o porque lo ven, que son instrumentalizados para dañar a sus madres y que perpetúan, si no son asistidos, los roles de perpetrador y víctima. El Anteproyecto de Ley de protección a la Infancia los contempla por vez primera y recoge aspectos tan relevantes como la formación en esta materia de los equipos psicosociales al servicio de los órganos judiciales.

–         A apostar por la coordinación. Una vez creado un sistema de recursos públicos en los distintos ámbitos, resultaba imprescindible conectarlos, ponerlos en red, para ser más eficaces. A este fin sirve la Estrategia Nacional para la Erradicación de la Violencia contra la Mujer, aprobada por el Consejo de Ministros en julio de 2013.

–         A ser más transparentes que nunca con la información y los datos. Las cifras permiten conocer el problema, orientar las políticas públicas y son, además, un elemento concienciador de primer orden.

–         Por encima de todo, a construir día tras día una política de Estado. Uniendo fuerzas. Dando participación a todos los sectores profesionales (con especial atención al mundo jurídico, por la importancia que su participación tiene en el éxito del proceso de recuperación de las víctimas). Colaborando con otras administraciones públicas e instituciones. Implicando a toda la sociedad civil. A hombres y a mujeres. A jóvenes y a mayores. El fin de la Violencia de Género ya no es cosa de unos pocos, de varias asociaciones o de algunos poderes públicos. En el cambio social ahora participa toda la sociedad, consciente de que cada persona es responsable de cambiar la cultura de desigualdad para siempre.

Otra premio Nobel, esta vez de la Paz, Malala Yousafzai, nos recuerda con su compromiso, que también aquí, cada vez que decimos que “Hay Salida” a las mujeres de España y trabajamos por ello, estamos trabajando por los derechos humanos de todas las niñas y mujeres del mundo.

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