25 noviembre 2014

“Vía crucis judicial”, de Eulalia Brondo Petrus, ganador del VI Concurso de Microrrelatos sobre Abogados

La lentitud de la Justicia plasmada en un relato de tan solo 150 palabras de forma magistral y gráfica. Así es el texto ganador de la VI edición del Concurso de Microrrelatos sobre Abogados, que con este veredicto llega a su fin tras 10 meses abierto, de enero a octubre, en el que cada mes ha tenido su ganador –en concreto, el ganador final también se hizo con el premio en septiembre-, y entre los cuales se ha elegido al ganador final.

El jurado, compuesto por los periodistas y escritores Raquel Martos, Carlos García-León y José Yoldi, además de Antonio Arcos, subdirector de la Mutualidad de la Abogacía; María Carrasco, responsable de Marketing de la Mutualidad; Luisa Jaén, directora de Comunicación de la Mutualidad; Jesús López-Arenas, vicesecretario general del Consejo General de la Abogacía; Francisco Muro de Íscar, director de Comunicación y Marketing del Consejo General de la Abogacía y Sandra Gómez-Carreño, redactora del departamento de Comunicación y Marketing del Consejo General de la Abogacía, eligió este relato como ganador por considerar que es el que mejor representa una historia que los abogados viven cada día, y el que ha sabido tejer con más acierto las cinco palabras obligatorias de ese mes –en su caso liga, escrito, suspender, legal e ilustre.

Eulalia Brondo, de 43 años, abogada de Ciutadella de Menorca en un despacho familiar, participó por primera vez en su vida en un certamen de microrrelatos con este texto con el que se hizo con el premio mensual de septiembre –dotado con 300 euros-, y posteriormente con el galardón final, que supone un premio de 3.000 euros. No obstante, no es la primera vez que prueba suerte en la narrativa, ya que este mismo año, en el mes de mayo, consiguió el Premio Isla de Menorca de Narración Corta, organizado por la Consejería de Educación de Baleares. En esta ocasión, lo absurdo de la burocracia fue también objeto de su relato, en clave de humor.

Según confesó al conocer que su relato había sido elegido como el mejor de septiembre, éste tiene bastante de autobiográfico, ya que “el día a día de un abogado es observar cómo el cliente se desespera ante cualquier trámite en los juzgados”, declara. Por eso, le costó pocos minutos escribir esta historia que ha encandilado al jurado.

En el mes de enero se puso en marcha el VI Concurso de Microrrelatos sobre Abogados, que cuenta con las mismas bases de las ediciones anteriores, pero con una importante novedad: en esta ocasión la duración se reduce de un año a 10 meses, de manera que en octubre se da por finalizada esta edición y se procede a elegir al relato ganador de entre los 10 vencedores mensuales. Este año la participación ha sido mayor si cabe, ya que solo en el último mes de concurso, octubre, se recibieron más de 900 relatos, lo que hicieron un total de más de 7.000 relatos recibidos en tan solo 10 meses.

El concurso volverá en enero de 2015, abierto como siempre a todo el que quiera participar, cuyos requisitos principales son crear un relato original de un máximo de 150 palabras entre las cuales tienen que estar las cinco palabras de carácter obligatorio que se publican cada mes en el microsite del concurso.

En la VII edición el concurso presentará novedades muy atractivas para los participantes, con una nueva web que será más interactiva, y permitirá votaciones de los participantes a los relatos seleccionados para ayudar a elegir el ganador final.

Hasta que comience la nueva edición, se pueden leer en la web www.abogacia.es, a través del microsite www.microrrelatosabogados.com, una selección con los relatos que el jurado ha considerado de mejor calidad entre todos los recibidos, tanto de esta edición como de las anteriores.

RELATO GANADOR:

EULALIA BRONDO PETRUS · CIUTADELLA DE MENORCA (ILLES BALEARS)

VIA CRUCIS JUDICIAL

Mi abogado presentó el primer escrito referido a la causa en 1999, año en el que el Deportivo ganó su última liga. Desde entonces había tenido dos hijos, tres trabajos, y mi suegra había fallecido. Tras suspender la vista innumerables veces (faltaba un testigo, el perito no había aportado el documento, su señoría se había ausentado…), siendo todo ello de lo más legal – según mi abogado –, en julio 2014 llegó una nueva citación. Ya ante el ilustre juez, intenté recordar, sin suerte, qué había pedido, a quién y por qué, pero fue del todo inútil, por lo que dirigiéndome respetuosamente a su Señoría manifesté: “Déjelo, no se preocupe, no debía ser tan grave la cosa, de lo contrario recordaría qué narices estoy haciendo aquí”. “Que tengan buen día”. Y sin más dilación abandoné la Sala, eso sí, muy pausadamente, tal y como requiere la Justicia.

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