26 septiembre 2014

Trata de personas, la esclavitud del siglo XXI

Termina una semana agitada en el mundo jurídico. Una semana que nos ha dejado la dimisión del ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, que se marcha dejando la Justicia peor de lo que estaba cuando llegó al cargo.

Pero este acontecimiento no debe hacernos olvidar que esta semana también se ha celebrado el Día Internacional contra la Explotación Sexual y el Tráfico de Mujeres, Niñas y Niños. Cada año el 23 de septiembre se visualiza esta lacra social que es la esclavitud del siglo XXI. Porque la esclavitud no ha desaparecido, sólo se ha transformado. Hoy se manifiesta de una forma diferente a como lo hacía en siglos pasados, a través de las víctimas de trata con fines de explotación sexual o laboral, pero sigue existiendo.

Con el ritmo diario tendemos a olvidarnos de estos problemas y recordarlos sólo en “su día”, como si el resto no existiera. Pero no es así. Las víctimas de este tráfico de personas con fines de explotación lo son las 24 horas del día, los 365 días del año. Según la Policía Nacional, en España hay más de 12.000 víctimas potenciales de tráfico de personas, la mayoría de ellas traídas a nuestro país mediante engaño, obligadas a vivir en situaciones de práctica privación de libertad y obligadas además a prostituirse bajo amenazas graves, en beneficio económico de las mafias que trafican con ellas, a quienes niegan los más elementales derechos humanos. Es un tema, como tantos otros, en el que hay que trabajar día a día desde todos los ámbitos implicados.

La trata de seres humanos es un motivo de preocupación constante para la Abogacía. Por ello, dirigí una circular a todos los decanos de los Colegios de Abogados pidiendo que los letrados extremen las medidas para detectar a las víctimas de estos estos delitos. También la Fundación Abogacía Española ha organizado jornadas en las que analiza y propone medidas para luchar contra esta lacra.

Entre todas las acciones de la Abogacía, me gustaría destacar la labor del Colegio de Abogados de Sevilla en este ámbito, puesto que fue pionero en la creación de un Turno de Oficio especializado para víctimas de trata. Un turno que atiende a las víctimas personal y jurídicamente, en todas las vertientes derivadas de su situación y de la denuncia por haber sido explotadas. Pese a las dificultades que en un primer momento se encontraron en este turno específico para acceder a las víctimas de estos casos, gracias al trabajo conjunto con Policía y ONGs se ha logrado contactar con las mismas y asistirlas en sus procesos. Es un magnífico ejemplo del trabajo que, desde la Abogacía, se puede hacer para ayudar a quienes sufren esta forma de esclavitud moderna.

La lucha contra la trata de personas es un trabajo de todos. Todos debemos arrimar el hombro para acabar con esta esclavitud del siglo XXI. Las administraciones deben potenciar la lucha, mejorar la colaboración institucional y ofrecer una respuesta firme y contundente ante estas situaciones. También es necesario concienciar a la sociedad sobre este problema y fomentar la colaboración ciudadana, para que con su vigilancia, denuncias y alertas seamos capaces de detectar los casos que ocurren entre nosotros.

No quiero olvidar a las niñas nigerianas que llevan más de cinco meses secuestradas por un grupo islamista. Son un ejemplo más, quizá más visible, de cómo funciona la trata de personas. En su día se puso en marcha la campaña #BringBackOurGirls para reclamar la liberación de las niñas. Seguimos esperando, y reclamando, que se produzca esta liberación.

Pero no olvidemos que en nuestras calles, en nuestros barrios, en nuestras carreteras habitan víctimas de esta esclavitud, algunas de ellas también menores de edad, que, con el trabajo de todos, debería abolirse para siempre.

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