25 septiembre 2014

Laura Mollá, abogada y escritora: “Los abogados debemos defender unos valores éticos propios de la profesión”

fotolaura3 copiaLa saga de novelas sobre abogados -impulsada desde la creación del Premio “Abogados de Novela” por el Consejo General de la Abogacía, la Mutualidad de la Abogacía y el Grupo Planeta- sigue creciendo.

Laura Mollá es, sobre todo, abogada laboralista. Es su profesión y por ello se siente orgullosa. Pero ahora, tras publicar su primera novela, “Vanitas Vanitatum”, con un gran éxito –por el momento ha agotado su primera edición- también puede decir que es escritora, al menos en sus ratos libres que, confiesa, son muy escasos y debe exprimirlos al límite. La trama de la novela, inspirada en el mundo de la Abogacía y las miserias y corruptelas tan abundantes en la sociedad actual, se presenta hoy jueves en el Colegio de Abogados de Madrid.

¿Cuándo te decidiste a escribir tu primera novela?

La idea de escribir la novela me iba rondando desde mediados del 2012, si bien no encontraba el momento. Fui anotando ideas pero éstas no eran más que una especie de “cajón desastre” en un archivo del ordenador…

¿En qué momentos has podido dedicarte a la escritura compaginándolo con tu trabajo como abogada laboralista?

Realmente es complicado compaginar este trabajo con otras aficiones. El día solo tiene veinticuatro horas y cómo las inviertas solo depende de ti, así que, o le robas el tiempo a tus clientes o te lo robas a ti mismo.

En este caso, gracias a la paciencia que mi familia ha tenido conmigo entre fines de semana y sobre todo en el mes de agosto del 2013, conseguí darle forma a la cantidad de datos e ideas que tenía en mente.

Por deformación profesional, me marco plazos tanto en el trabajo como en mi vida personal, así que en este caso fue el 31 de agosto. Luego vino la labor de leer, revisar y maquetar, (tareas que he asumido yo misma), lo que me ha llevado casi más tiempo que escribirla, al poder invertir únicamente los fines de semana, lo que retrasó bastante la publicación.

Pero todo forma parte del proceso, y tiene su lado positivo. Se puede disfrutar de ambas facetas.

¿La trama del libro está inspirada en casos reales que has vivido como abogada? ¿Y los personajes?

Como digo al principio de la novela, se trata de una historia de ficción. En ningún momento me he inspirado en empresas, profesionales o casos reales que haya vivido en mi despacho. Considero que ello podría llegar incluso a vulnerar el secreto profesional.

Ahora bien, esta profesión te permite (en ocasiones), tener la imaginación necesaria para poder plasmar situaciones como las que viven los protagonistas de la novela, que podrían ocurrir perfectamente en nuestro día a día.

Corrupción, ambición, falta de ética… ¿son más abundantes de lo que creemos?

Particularmente puedo considerarme afortunada de no tener en mi entorno este tipo de perfiles profesionales. Ahora bien, cada día hay miles de noticias de corrupción en todos los ámbitos profesionales (políticos, administradores concursales, sindicatos, etc…).PORTADA VANITAS VANITATUM frontal

El sector de la Abogacía no es más o menos corrupto que cualquier otro sector. La corrupción existe en las personas, y hay profesiones más propensas que otras para hacer tambalear sus principios éticos.

La ambición o la vanidad (que da título a la novela) no tiene por qué ser mala. La ambición, en su justa medida, es la que te ayuda a conseguir los objetivos que te marques en tu trayectoria personal o profesional. Como se utilice solo depende de nosotros mismos.

Los abogados, por nuestra profesión, tenemos acceso a situaciones y planteamientos, que pueden hacernos desviar del camino. ¿Qué hacer cuando tienes ante ti cantidades económicas que probablemente con una trayectoria profesional impecable no conseguirías jamás? Es en esta tesitura cuando el protagonista de la novela, Fermín, decide hacer la vista gorda ante lo que sucede a su alrededor. Se convierte en un cooperador necesario.

En la trama aparecen fraudes laborales unidos al asesoramiento empresarial. Según tu experiencia, ¿está este fenómeno más extendido ahora en tiempos de crisis que en tiempos de bonanza económica?

Más bien opino lo contrario. La “piratería” empresarial siempre ha existido y existirá. Quizá por un exceso normativo, en ocasiones de difícil cumplimiento, que puede provocar que tanto profesionales como empresarios, elijan “el camino equivocado”.

En época de bonanza, todo vale, porque las cosas van bien y nadie se cuestiona nada. Tal vez, por eso, es más fácil el fraude en estas épocas que en situaciones de crisis. Este tipo de personas, empresas o profesionales, difícilmente sobreviven en situaciones de crisis económica.

En cambio, cuando vienen las situaciones difíciles todo se mira con lupa, y afloran estos fraudes, como ha ocurrido en casos más mediáticos como los fraudes en la formación de desempleados, el caso Mercasevilla o los fraudes en los concursos de acreedores. Todos ellos gestados en época de bonanza pero que han aflorado con la crisis.

De hecho, en la trama de la novela, los fraudes laborales llevaban encadenándose desde hacía ocho años (sobre 2004), y se destapan en 2012 con la reforma laboral.

Personalmente lamento que compañeros de profesión se olviden de unos principios éticos que todos deberíamos defender, pero sobre todo que la Abogacía lleva implícita.

Existe una crisis de valores en la sociedad en general, pero como abogados tenemos una responsabilidad inherente a esta profesión, y actuar de modo contrario, perjudica la imagen del colectivo, y nos hace perder nuestros valores como personas.

Tras haber agotado ejemplares en la primera edición y apuntar a un éxito de ventas con tu primera obra, ¿te planteas una segunda en breve? ¿quizá para presentarla al Premio Abogados de Novela?

Estoy contenta por la acogida que está teniendo la novela. No me planteé en ningún momento que pudiera llegar a ser así. De hecho, al recoger los ejemplares en papel por primera vez  tuve la sensación de estar en una nube.

De inmediato la Biblioteca de Ontinyent me propuso hacer la primera presentación, y me sorprendió gratamente ver como se llenó la sala. El aforo fue superado con creces y pasé más de una hora firmando ejemplares. Me sentí muy arropada entre mis amigos y familiares, pero lo que más me sorprendió fue conocer a gente que  no conocía y lo había visto en redes sociales.

La segunda presentación fue en julio en el Colegio de Abogados de Valencia. Ver a mis compañeros de profesión, inspectores de trabajo y responsables de la Consellería entre los asistentes, me permitió darme cuenta de que no soy la única que opina que esta profesión debe ser, ante todo, ética.

Este jueves, 25 de septiembre, lo presento en el ICAM (19:30 horas), y desde aquí quiero agradecer de antemano a todos los que me acompañen ese día.

Sea o no un éxito de ventas, la mejor recompensa para mí, es que permita a los lectores reflexionar sobre los valores que pueden tener (o no) cada uno de los personajes. Pese a ello, es una novela que no pretende ir más allá que el pasar un buen rato de lectura. La trama es bastante rápida, así que puede servir para evadirnos en un tiempo de relax.

La experiencia ha sido muy positiva y estoy trabajando ya en mi próxima novela. Un nuevo thriller jurídico, que se va gestando a fuego lento.

En este objetivo de difundir la labor de los profesionales de la justicia, y de los abogados en particular, tiene un papel fundamental el Consejo General de la Abogacía. El premio convocado junto con la Editorial Martinez Roca, es un reconocimiento a esta labor. Concurrir al premio es en sí ya un reto como novelista, y un honor ser premiado. Desde aquí mi más sincera felicitación a todos los ganadores de las ediciones anteriores, Carmen Gurruchaga, Juan Bolea, Reyes Calderón, Borja Martínez-Echevarría y Juan Pedro Cosano  (cuya felicitación es doble por ser además el primer ganador que se dedica al ejercicio de la Abogacía).

Así que…¿por qué no ser el próximo objetivo? Por cuestión de plazos, sé que no será en esta edición, pero todo se andará.

Me gusta escribir, y sobre todo leer. Esta experiencia está resultando muy positiva, pero mi faceta como novelista todavía está en una fase muy embrionaria. Debo seguir creciendo y aprendiendo, pues nuestro trabajo como escritores también entraña una enorme responsabilidad con el lector.

Gracias a todos los que dediquen su tiempo a la lectura,  de ella siempre se aprende algo, y el día que dejemos de aprender dejaremos de avanzar.

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