22 enero 2014

La Justicia entre costuras

Pues sí, no es sólo “el tiempo”; también la Justicia está entre costuras. La gran mayoría de los que trabajamos en ella albergamos inmensas dudas o demasiadas certezas, de que con los patrones que se está confeccionando, las telas que se van a emplear y el cosido de toda la operación vaya a llegar a buen puerto. Especialmente porque quien diseña los patrones, elige las telas y cose los trajes no escucha a quienes van a tener que vestirlos. Y esto, hablando de justicia, es mucho más importante que una casa de modas.

Se ha abierto un proceso de reformas que persigue cambiar la Justicia de arriba abajo y que necesita, con imperiosa realidad, la participación de todos los operadores jurídicos. Y, además, un amplio debate político y social, un análisis de los medios personales y materiales que son necesarios para, de verdad, hacer una Justicia eficiente y eficaz, a la altura del siglo XXI.

Pero nada de eso está ocurriendo. Algunas reformas se han hecho ya contradiciendo y hasta desvirtuando lo que el programa del Partido Popular prometía –su compromiso con la sociedad- y otras se han iniciado sin ningún tipo de diálogo y con fuerte, aunque ineficaz, rechazo social.

A las reformas de la Justicia –de pago y gratuita- se suman otras como la de los Servicios y Colegios Profesionales que no persigue buscar la eficiencia y la dinamización de los Colegios al servicio de los profesionales y, sobre todo, de los ciudadanos –necesaria, positiva en tantos casos- sino la asfixia de los mismos. Les impone obligaciones y les impide obtener los recursos imprescindibles para poder cumplirlas, con errores gravísimos en los cálculos de las cuotas y con increíble desconocimiento en casi todo lo demás. La falta de diálogo abierto y limpio con los profesionales -uno de los pocos sectores que durante la crisis ha mantenido el empleo estable, que, según el propio Gobierno representa el 9 por ciento del PIB, el 6 por ciento del empleo total y el 30 por ciento del empleo universitario- puede provocar daños mayores a la economía.

Como ha dicho públicamente el eurodiputado y ex ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, tampoco es cierto que Europa exija estos cambios. Pero, al menos, si se hacen, hay que hacerlos bien y con el mayor consenso posible.

Y lo mismo podemos decir de otros proyectos de ley como el de Seguridad Ciudadana, contestado en muchos ámbitos, que como el de las Tasas van a servir –no quiero creer que ese sea el objetivo real- para limitar derechos fundamentales como el de acceso a la justicia, el de defensa o como los de manifestación y reunión.

Claro que hay que cambiar las cosas, pero para mejorarlas. Cuando el Gobierno se mete entre costuras, hay que saber manejar la aguja y el hilo, sobre todo cuando quienes nos vamos a pinchar y a ir mal vestidos somos los ciudadanos. Justicia entre costuras, sí; pero no mal cosida ni entre costurones.

 

Comparte: