23 diciembre 2013

Alberto Mata: “El premio de la IBA es un reconocimiento a toda la abogacía española”

Alberto_Mata Podríamos decir que Alberto Mata es un joven abogado de 30 años que no se pierde ni uno solo de los partidos que el Real Madrid juega en el Bernabéu. Le gusta el rock y todas las semanas va al cine y ve a sus amigos del colegio.

Hasta ahí, un chico normal. Pero Alberto es también el primer letrado europeo menor de 35 años considerado por la International Bar Association (IBA) mejor abogado del año por su “excelencia en el trabajo, logros en su carrera profesional y un gran compromiso ético”.

Licenciado en Derecho y en Dirección de Administración de Empresas por la Universidad Carlos III de Madrid, ha participado en varios programas educativos internacionales, entre los que destacan: Erasmus en la universidad alemana European Business School Oestrich-Winkel; intercambio en la University of Florida; Discovery Management Program de la universidad eslovena Bled School of Management; y Global Village for Future Leaders of Business and Industry de la universidad americana Lehigh University.

Recientemente ha finalizado un máster en derecho (LL.M. de Securities & Financial Regulation) en Georgetown University, donde ha sido miembro del Comité de Inversiones y Responsabilidad Social de dicha universidad. Durante su estancia en Washington D.C. ha colaborado con la unidad financiera y fiscal del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Y además tiene tiempo para colaborar con entidades como la Fundación Fernando Pombo, prestando asistencia jurídica gratuita a entidades no lucrativas que asisten a colectivos desfavorecidos.

Pregunta.- Recientemente, la IBA le ha reconocido como el mejor abogado joven del mundo en 2013. Es la primera vez que se concede este premio a un europeo. ¿Qué supone para usted este reconocimiento?

Respuesta.- En primer lugar, supuso una gran sorpresa, al ser el primer abogado español y europeo en recibir el premio. Con el paso de los días los sentimientos de sorpresa se han transformado en sentimientos de alegría, aunque cada vez soy más consciente de la gran responsabilidad que va unida al premio.

P.- Su trabajo se ha desarrollado siempre en el ámbito internacional, ¿era esa su intención desde el principio de su carrera o fueron las circunstancias las que lo llevaron por ese camino?

R.- Mi carrera profesional se ha desarrollado en su mayoría en la oficina de Madrid del despacho Gómez-Acebo & Pombo, donde empecé a trabajar en el año 2007 y donde sigo en la actualidad. Sin embargo, siempre he tenido una gran vocación internacional. En este sentido, acabo de volver de terminar mis estudios de postgrado en la universidad de Georgetown University, situada en la ciudad de Washington, D.C. donde he tenido la suerte de trabajar durante seis meses en el Fondo Monetario Internacional.

P.- ¿Cómo es el ejercicio de la Abogacía en Estados Unidos? ¿Es muy diferente a España?

R.- Creo que, en términos generales, la abogacía de los negocios en Estados Unidos es muy similar al ejercicio de la abogacía de los negocios en España. Los abogados en ambos países están altamente cualificados y viven su profesión con gran intensidad, ética y profesionalidad. Quizás en España todavía estamos un poco rezagados en potenciar y valorar la parte más social del abogado, pero es verdad que cada vez somos más los que dedicamos parte de nuestro tiempo realizar actividades de de pro bono y a asesorar a entidades sin ánimo de lucro. Personalmente, he tenido la suerte de poder desarrollar toda mi parte social a través de la Fundación Fernando Pombo, la cual hace una gran acción en la promoción y el desarrollo de la responsabilidad social de la abogacía.

P.- ¿Qué es lo que más le costó en su adaptación al sistema Norteamericano, si es que le costó algo?

R.- De mi paso profesional por Estados Unidos, particularmente en el Fondo Monetario Internacional guardo muy gratos recuerdos y recuerdo que la adaptación no fue nada traumática. Es más, me atrevería a decir que el abogado español está altamente cualificado para trabajar fuera de España y está muy valorado. En este sentido, considero que el premio que me ha concedido la International Bar Association no es un premio personalista, sino un premio para toda la abogacía española.

P.- Ahora ha vuelto a España, ¿por qué lo hace? ¿Qué trabajo va a desarrollar aquí?

R.- Mi vuelta a España se debe a varios motivos. En primer lugar, me gustaría seguir formándome como abogado español, ya que al fin y al cabo mi asesoramiento en derecho español es el valor añadido para mis clientes y soy consciente de la importancia de estar muy preparado en cada momento. En segundo lugar, me apetecía mucho volver al despacho donde he desarrollado toda mi carrera, con la intención de poder hacer carrera dentro del mismo y trabajar en las oficinas que Gómez-Acebo & Pombo tiene en Londres y Nueva York.

En el día a día asesoro a clientes en diversos tipos de operaciones, tales como financiación de activos (buques, aeronaves…), financiación de proyectos, restructuraciones, refinanciaciones…

P.- ¿Por qué se hizo abogado?

R.- La verdad es que cuando empecé a estudiar Derecho, no tenía ni idea que terminaría ejerciendo como abogado, ya que también me gustaba mucho el mundo de la banca y las finanzas –soy licenciado también en Dirección y Administración de Empresas-. Sin embargo, tras hacer unas prácticas laborales en Gómez-Acebo & Pombo durante mi último año de carrera me apasionó el trabajo del abogado de los negocios, que no sólo tiene que saber de Derecho, sino que tiene que tener conocimientos del mundo financiero y de la empresa. El gran causante de que yo sea abogado es el socio Fernando de las Cuevas que apostó por mí desde el primer momento.

P.- ¿Qué supone para un abogado joven trabajar en un gran despacho como Gómez-Acebo y Pombo?

R.- Para mí hay dos rasgos que destacaría de Gómez-Acebo & Pombo: su apuesta por los jóvenes y su carácter internacional. Un claro ejemplo de ello es que sus oficinas de Nueva York y de Londres están lideradas por Rubén Ferrer y Miguel Lamo de Espinosa, ambos socios menores de cuarenta años.

Personalmente, he de reconocer que el abogado que soy en la actualidad es fruto de todo lo que he aprendido en el despacho a lo largo de los años, y siempre estaré agradecido a la firma por el tiempo y recursos que me han dedicado.

P.- Uno de los aspectos que valora la IBA para conceder el premio es el compromiso ético de los jóvenes abogados, además de su excelencia profesional. ¿Qué labores desarrolla usted en este campo? ¿Por qué lo hace? ¿Qué satisfacciones le proporciona este trabajo?

R.- Con 17 años tuve mi primer contacto con el mundo del voluntariado y el servicio a la comunidad gracias a un intercambio escolar que realicé en Estados Unidos a través de Rotary International. Desde entonces siempre he adoptado una actitud de compromiso y ayuda hacía la comunidad donde vivo. A la vuelta de Estados Unidos, también empecé a colaborar con Junior Achievement y desde que trabajo colaboro con la Fundación Fernando Pombo, proporcionando asistencia jurídica gratuita mediante el trabajo pro bono a personas de colectivos desfavorecidos e instituciones sin ánimo de lucro.

Creo que hay pocas actividades que puedan proporcionar tanta satisfacción como ayudar. Como abogados, podemos ayudar-asesorar en situaciones que, por nuestra preparación, no son de gran dificultad para nosotros y sin embargo tienen un gran efecto en la sociedad.

P.-  Su éxito profesional, ¿lo atribuye a la suerte o al trabajo duro? ¿Le ha costado mucho llegar hasta donde ha llegado?

R.- Sigo siendo el mismo abogado que era hace unos meses y esto no cambia con el premio de la IBA. En la medida en que me queda muchísima carrera por delante, considero que todavía estoy bastante lejos del éxito profesional, y tengo varias metas que me gustaría alcanzar a lo largo de mi vida, que van mucho más allá de ganar premios.

En cuanto al premio, como en todo en la vida, tiene una gran dosis de esfuerzo, preparación y motivación, pero la suerte también ha jugado a mi favor. Como apuntaba antes considero que el premio es un reconocimiento a la abogacía española y tengo la suerte de formar parte de este gran colectivo.

P.- Ahora que la crisis está afectando a tantos jóvenes abogados – como a tantos españoles-, ¿qué consejos les daría para salir adelante?

R.- Los jóvenes abogados tienen que ser valientes y confiar en ellos mismos. Aunque nos encontramos en una época de crisis, estamos ante la generación de abogados españoles mejor formada y este es su mayor activo. Creo que hay que ver el mercado laboral de manera global, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, y ser consciente del gran valor añadido que dan los abogados no sólo dentro de despachos sino también dentro de empresas.

P.- Viendo su brillante currículum da la impresión de que se pasa el día trabajando y estudiando. Sin embargo ha formado parte del grupo Mind the Gap que ha representado a Gómez-Acebo y Pombo en los conciertos solidarios Rock & Law. ¿Sigue dedicando tiempo a la música? ¿Tiene tiempo para alguna otra cosa fuera de su trabajo?

R.- Es verdad que me paso el día trabajando e invierto mucho tiempo al estudio, sin embargo creo que es importante tener una vida personal-profesional equilibrada e intento dedicar tiempo a realizar actividades que me divierten. Una de ella es la música, y he de reconocer que la experiencia de Rock in Law, tocando en la sala La Riviera, fue increíble. Además intento no faltar a ninguno de los partidos que el Real Madrid juega en el Bernabéu y no hay semana que no vea a mis amigos del colegio de toda la vida o deje de ir al cine.

 

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