31 julio 2013

Mª Ángeles Tirado consigue, de Oficio, parar el primer desahucio en Aragón por cláusulas abusivas

150Mª Ángeles Tirado, Marian, sacó la carrera de Derecho mientras trabajaba. Tardó siete años y su madre, que siempre la apoyó, la animaba diciendo: “cuando acabes, nadie te preguntará cuánto tiempo te ha costado”. Aún no ha dejado de estudiar. Leyó todo lo que caía en sus manos sobre derecho hipotecario para conseguir que Antonio, Mª Ángeles y sus tres hijos pudieran conservar su casa. Ha sido ella, como abogada de oficio, quien ha logrado la primera resolución judicial en Aragón que paraliza una ejecución hipotecaria por claúsulas abusivas.

 Pregunta.- ¿En qué situación se encontraba la pareja dueña del piso?

Respuesta.- Antonio, de 47 años, trabajaba de escayolista y con el boom de la construcción pasó de tener un sueldo normal a ganar más de 3.000 € al mes. Su mujer, Mª Angeles, de 39 años, trabaja en casa. Tienen tres hijos de 20, 18 y 7 años. En el año 2002 compraron un piso. El banco les concedió un préstamo hipotecario que pagaron sin problemas hasta 2007. Antonio empezó a tener menos trabajo y se tuvo que hacer autónomo. Como necesitaba adquirir una furgoneta para su trabajo, el banco le aconsejó incrementar el valor del préstamo hipotecario variando algunas cláusulas.

A partir de ese momento todo fue en cadena: menos trabajo, deudas con la Seguridad Social, préstamos impagados, etc. etc. Dejaron de pagar la hipoteca en octubre de 2012. Antonio, ya sin trabajo, habló con el banco, pero no le dieron otra solución que pagar la deuda. Lo intentó, pero tras el impago de tres mensualidades la entidad bancaria dio por vencido anticipadamente el préstamo. La deuda era de 3.431,24€. El banco presentó demanda ejecutiva de hipoteca inmobiliaria en diciembre de 2012 por importe de 188.179,02 € de principal e intereses ordinarios y moratorios vencidos, más otros 56.450 € de intereses y costas.

Mª Ángeles recibe una ayuda de los Servicios Sociales de Aragón de 621,21 €. Antonio no cobra paro, en primer lugar porque tiene deuda con la Seguridad Social y no tiene cotizados los meses necesarios, y en segundo lugar porque le dijeron que la prestación que le correspondería sería de 400,00 €, pero si los cobraba, a su mujer le quitarían la ayuda. Como puede ver, su situación es muy precaria.

 P.- ¿En qué momento del proceso le llegó el caso?

R.- Cuando les notificaron la demanda ejecutiva, fueron a “STOP desahucios”, pero primero tenían que participar en la asociación mientras estudiaban la viabilidad de su asunto y, como todavía no se había fijado la fecha del lanzamiento, tenían que esperar.

En los Juzgados de Zaragoza, está el Servicio de Orientación Jurídica (SOJ) del Colegio de Abogados. Allí, lo primero que hicieron en su nombre fue un escrito al juzgado en el que se pedía que suspendiera el plazo para contestar la demanda hasta que les designasen abogado por Turno de Oficio y les concediesen la justicia gratuita. El Juzgado suspendió el plazo y el Colegio de Abogados de Zaragoza me designó el asunto el 30 de enero de 2013. El 5 de febrero el juzgado levantó la suspensión del plazo para contestar y ahí empezó mi actuación.

P.- ¿Cómo preparó los argumentos para convencer a la jueza? ¿Es experta en hipotecario?

R.- Tengo conocimiento de derecho hipotecario, pero ante un nuevo asunto y antes de tomar cualquier decisión sobre el camino a seguir me documento sobre la materia. La primera entrevista con los clientes es muy importante y en los asuntos del Turno de Oficio tenemos la ventaja de poder conseguir la documentación del Juzgado antes de que vengan al despacho, por lo que no partimos de cero. Al analizar el expediente ya me di cuenta de que no tenía ninguna posibilidad: debían un dinero y no podían pagarlo. Ellos también lo sabían y eran conscientes de que el banco se iba a quedar con el piso. Lo único que me pidieron es que intentara dilatar el asunto para pasar las Navidades en su casa.

No tenía ninguna causa para oponerme, así que tenía que intentar darle la vuelta. Lo primero que hice fue pedir las escrituras de los préstamos hipotecarios a mi familia y amigos e intentar comprender cada una de las cláusulas de los contratos. Estudié jurisprudencia y cualquier información que caía en mis manos sobre este tema. Pensé acudir a la jurisdicción mercantil por cláusulas abusivas, pero este procedimiento no suspendería la ejecución y además el asunto estaba turnado para civil.

A pesar de ello, había argumentos suficientes para intentar que mis clientes no terminaran con más deudas de las que tienen y sin vivienda. Ya tenía elaborado un esquema del escrito cuando el Tribunal de Justicia de la Unión Europea dictó la sentencia de 14 de marzo de 2013 en la que, entre otras cosas, establece que el juez nacional está obligado a apreciar de oficio el carácter abusivo de las cláusulas contractuales comprendidas en el ámbito de aplicación de la Directiva, incluso en el caso de que no se haya solicitado expresamente, tan pronto como disponga de los elementos de hecho y de derecho necesarios.

Entonces decidí argumentar en mi escrito que en el contrato hipotecario existían al menos tres cláusulas abusivas: interés de demora del 19 % nominal anual; vencimiento anticipado por impago y cláusulas de limitación de la variabilidad de intereses (conocidas popularmente como cláusula suelo y cláusula techo), fijando el tipo de interés máximo en el 9,75 % nominal anual y el tipo de interés mínimo en el 4,50 % nominal anual. Solicité su anulación y, como medida cautelar, la suspensión de la subasta.

No soy experta en derecho hipotecario pero cuando estás en el Turno de Oficio a veces hacemos lo imposible y de vez en cuando se consigue. Además conté con la ayuda y experiencia de cuatro abogados y amigos: Juan Goyena Salgado, Isabel Payros Falcó, Vicente Garcia Rodeja y Victor Sanz Pomar.

P.- ¿Por qué se hizo abogada?

R.- Empecé a trabajar con 19 años fuera de Zaragoza por lo que dejé de estudiar. Cuando regresé seis años después, me planteé continuar con loas estudios. No tenía el acceso a la Universidad, así que lo primero que hice fue prepararme en una academia para la selectividad y allí fue cuando me decidí por Derecho. Al tratarse de selectividad para mayores de 25 años, las asignaturas estaban encaminadas a la carrera elegida. Fue mi primer contacto con las leyes, y me gustó.

Compaginé mi trabajo con la carrera y me costó siete años terminarla. Fue duro. Mis padres me animaron. Siempre me acuerdo de que mi madre me decía: “cuando acabes nadie te preguntará cuánto tiempo te ha costado” y tenía razón.

 P.- ¿Por qué se apuntó al Turno?

R.- Al acabar la carrera tuve la suerte de entrar en un despacho como pasante. Y digo que tuve la suerte, porque yo seguía trabajando y solo podía ir por la tarde. Me colegié en 1999 y en el despacho me aconsejaron inscribirme en el Turno porque era una forma de aprender y soltarme en el juzgado.

La primera toma de contacto fue gratificante. Las personas que acuden, al margen de que no pueden costearse un abogado, a la larga te dan muchas satisfacciones. A veces simplemente con mirarlas a la cara te sientes pagada.

Estuve apuntada hasta 2007, pero el año pasado tomé la decisión de inscribirme de nuevo. Ahora estoy más preparada y lo hago por el arraigado sentido de servicio que caracteriza a los que nos dedicamos a esta profesión. Me gusta ayudar a las personas. A veces me involucro demasiado, pero a veces también tienes tu recompensa, como la de ahora.

 P.- ¿Qué les diría a quienes opinan que la justicia es para quien tiene dinero? O lo que es lo mismo, que los buenos abogados son solo los de pago

R.- Lo tengo claro: no eres buen abogado porque cobres más que nadie, eres buen abogado porque te preocupas de tu cliente. Y da lo mismo que sea de pago o no; lo importante es que hagas todo lo que está en tu mano para paliar el problema de la persona.

 P.- ¿Tiene algún referente o mito, real o ficticio, en el mundo jurídico?

Durante la carrera, un gran profesor de derecho político: Jose Ángel Tello Lázaro. Me enseñó a entender el Derecho y a que me gustase.

Y durante mi etapa profesional, tuve el gran honor de colaborar con el que considero uno de los mejores abogados penalistas que han existido: José Antonio Ruiz Galbe, gran abogado y mejor persona. Estuve colaborando con él durante sus últimos seis años de vida y nunca podré agradecerle bastante todo lo que he aprendido de él.

MUY PERSONAL

Nací en Alcañiz (Teruel), el 27 de febrero de 1960. Tengo cuatro hermanos y ninguno de ellos es abogado. Son médicos y arquitecto. Que yo sepa, en mi familia no ha habido nunca ningún abogado.

No estoy casada y, aunque no tengo hijos propios, como dicen mis hermanos tengo ocho “hijos postizos” (mis sobrinos). Por cierto, ninguno de ellos estudia Derecho.

En mis ratos libres, que no son muchos, toco el piano, leo, viajo y me encanta la playa.

POSDATA

El 20 de enero de 2014, la titular del juzgado nº 8 de Zaragoza, estimó parcialmente el recurso presentado por Mª Ángeles y anuló la clausula suelo, aunque no los intereses moratorios ni el vencimiento anticipado. La deuda hipotecaria quedó así fijada en unos 13.000 € por lo que la letrada iba a intentar conseguir la dación en pago.

TEXTO COMPLETO DE LA SENTENCIA

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