11 marzo 2013

“Una promesa es una promesa: es hora de actuar para acabar con la violencia contra la mujer”.

Tan contundente declaración de intenciones ha sido elegida por la ONU como lema para celebrar el día internacional de la Mujer 2013.

La Directora General Ejecutiva de ONU MUJERES, Michelle Bachelet, en su discurso con ocasión del día 8 de marzo, insta a la comunidad internacional a ampliar sus compromisos y proteger el Derecho de las mujeres a vivir una vida sin violencia, afirmando que “no hay lugar en el S.XXI para la discriminación y la violencia contra la mujer”.

Lo cierto es que los datos evidencian que, pese a los innumerables logros, nos queda un largo recorrido por hacer en un mundo en el que más de 600 millones de mujeres viven en países donde la violencia doméstica no se considera un delito; un mundo donde el 50% de las agresiones sexuales se comenten contra niñas menores de 16 años; y en donde hasta el 70% de las mujeres aseguran haber sufrido una experiencia física o sexual violenta en algún momento de su vida.

Conforme la conceptuación que realiza la Organización de las Naciones Unidas en la IV Conferencia Mundial de 1995, la violencia contra las mujeres debe entenderse como una manifestación de las relaciones de poder históricamente desiguales entre hombres y mujeres, y es precisamente en ese desequilibrio en donde radica el germen de los actos violentos.

Igualdad entre hombres y mujeres que dista mucho de ser una realidad, teniendo en cuenta que algunos de nuestros dirigentes políticos, de toda clase y condición, arremeten contra sus adversarias mujeres con manifestaciones claramente machistas.

En definitiva, hay que seguir trabajando para que la promesa de la igualdad real entre hombres y mujeres deje de ser un objetivo a conseguir y se convierta en un gran logro conseguido.

Mª José Puente Portilla, abogada.

Vocal de la Subcomisión de Violencia sobre la mujer del Consejo General de la Abogacía Española

 

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