14 enero 2013

En recuerdo de todas las víctimas de delitos sexuales

Este texto quiere ser un homenaje a la joven india cuyo nombre ignoro, que algunos medios han llamado Amanat (que significa tesoro) o también Damini (rayo), y que ha fallecido tras ser víctima de una brutal agresión sexual cometida en un autobús en Nueva Delhi.

Amanat: has de saber que tu sacrificio no ha resultado en balde. Las gentes de tu ciudad se han lanzado a la calle a gritar contra la sensación de impunidad que han debido sentir quienes cometen tales actos. Esta atmósfera de permisividad ha hecho que en tu país haya crecido de forma escandalosa la comisión de este tipo de delitos. En 1971 fueron 2.487 las mujeres violadas. En 2011, 24.206. Ahora la prensa está dando a conocer los casos de víctimas que, al momento de denunciar hechos tan tremendos, recibían de la Policía la recomendación de no ejercitar acciones. Ahora se están contando en los medios. Antes no trascendía.

Este es el primer paso para erradicar la violencia: la concienciación de la sociedad de que no es admisible ninguna clase de violencia contra la mujer, y principalmente la concienciación de todos aquellos profesionales que hemos de ayudar a las víctimas a denunciar los hechos, a asistirlas para que se tomen medidas con los agresores, y a procurarles los recursos que les ayuden a superar tan traumáticas experiencias.

Quizá, para muchas de las víctimas de las agresiones sexuales que se cometen en los países menos desarrollados, resulta tan traumático el abandono que sufren después por parte de quienes pueden reprimir estos actos, como la propia agresión. Y quizá, este hecho lleve a muchas de estas mujeres a no denunciar.

Ante esto debemos alzarnos todos, hombres y mujeres, de todos los países, nacionalidades, costumbres, religiones; defender la dignidad de todas las personas y la igualdad de los sexos, negar el carácter de “tradición” a todo lo que atente contra la mujer, porque ninguna discriminación merece perpetuarse.

De la misma forma que en este país seguimos luchando contra la violencia de género, hemos de reconocer que gran parte de la sociedad ya no considera problemas “domésticos” que no deben trascender, los actos de maltrato. Somos muchos los profesionales que trabajamos para que se sigan concienciando la sociedad, para que la tolerancia frente al maltratador sea cero.

Ojalá que el caso de Damini no se olvide tan rápido como desaparece un rayo. Ojalá que la sociedad de su país y la del resto del mundo grite tan alto, que nadie que piense en cometer tal atrocidad, se sienta impune.

Mª Jesús Porto Urueña, vocal de la Subcomisión de Violencia sobre la Mujer

 

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