07 julio 2012

Piscinas y televisiones que no esconden la realidad del hacinamiento

Mientras responsables institucionales nos hablan de piscinas y televisiones de plasma en los nuevos establecimientos penitenciarios, mientras atribuyen comentarios a la ciudadanía que no han hecho sino después de ser alimentados por informaciones muy poco realistas, informaciones que buscan algo muy distinto a dar cuenta de la situación en prisión, mientras todo eso ocurre, los presos siguen hacinados. De poco sirve que los nuevos centros penitenciarios sean más grandes, “complejos modernos, sostenibles y adaptados a las actuales necesidades penitenciarias”, como nos cuentan en las inauguraciones las personalidades que allí acuden.

Ocurre algo parecido a lo que nos pasa con las películas recomendadas y ensalzadas, cuando tenemos oportunidad de verlas, nos decepcionan. Y si las deficiencias son graves e imperdonables, nos enfada, porque nos sentimos timados.

Así están los colectivos que trabajan con presos y viven el día a día en esos nuevos establecimientos penitenciarios, profundamente decepcionados.

Unas veces la crítica viene por deficiencias constructivas, es el caso de la macrocárcel de Zaballa, inagurada a finales de septiembre de 2011 y que recogía el portal de derecho penitenciario en una noticia publicada en mayo de 2012, “El penal de Zaballa presenta serias deficiencias sólo ocho meses después de su inauguración”.

Pero las primeras críticas a ese centro penitenciario, hablaban ya de hacinamiento. En la página web de la Asociación Salhaketa, se explicaba cómo el Gobierno central había reducido la dotación destinada al mantenimiento de las infraestructuras penitenciarias, lo que había provocado que no hubiera funcionarios suficientes para atender las instalaciones. “Hay dos presos en cada celda hacinados porque no hay personal, cuando hay celdas que están vacías”, señalaban. Las condiciones existentes han obligado al reagrupamiento de internos, lo que, lejos de mejorar sus condiciones de vida como afirmaban algunas voces, han empeorado. Además, las tan comentadas zonas lúdicas, como la piscina, el aula de música o las zonas verdes, no se utilizan (Publicado el 23 de abril de 2012).

La historia se repite en el Centro Penitenciario de Pamplona. Ya a principios del mes de abril, los trabajadores de la cárcel de Pamplona advirtieron de la deficiente dotación de plantilla, ya entonces decían que “no se podría poner en funcionamiento ni en un 40%” con los recursos humanos existentes y aseguraron que “se debería aumentar también el personal de los servicios médicos, oficinas, tratamiento, servicios sociales, dotación que a día de hoy no ha tenido en cuenta la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias”, para terminar concluyendo que la apertura del nuevo centro es “inviable”. Criticaron vivamente la situación porque a su juicio se hacía peligrar la seguridad en el centro y dificultaría el cumplimiento de los objetivos de reinserción y rehabilitación a los que está dirigida la infraestructura (Publicado en Noticias de Navarra el 3 de abril de 2012).

Ayer en una comparecencia de la Asociación Salhaketa en el Parlamento de Navarra se pidió que se tome cartas en el asunto ya que la macrocárcel ha comenzado a funcionar de una manera muy deficiente. Enumeró graves carencias, los internos han sido trasladados a una cárcel en la que “a día de hoy no hay ninguna actividad y parece ser que no la habrá hasta septiembre. La comida sigue siendo motivo de queja por su escasa calidad” y la población reclusa continúa estando “igual de hacinada que en la vieja prisión dado que solo se han abierto tres módulos, dos para hombres y uno para mujeres, siendo que las celdas son ocupadas por dos personas”. No se ha separado a las personas presas “en jóvenes y adultos como exige la legislación penitenciaria”. Resaltaba la escasez de personal funcionario y que algunas asociaciones que trabajan en materia penitenciaria, como la propia Salhaketa, todavía no ha podido acceder a la nueva cárcel al no recibir autorización para ello. También mencionaba un hecho que a todos nosotros  nos preocupa: el Servicio de Orientación Jurídico Penitenciario que venía prestando servicio cinco días a la semana, se le permite prestar solo dos en estos momentos (Publicado en Noticias de Navarra el 28 de junio de 2012).

Los actos inaugurales siempre tendrían que tener dos partes, un primer momento cuando se corta la cinta y todo es de color de rosa y otro segundo momento en que los responsables de nuestras instituciones acudieran invitados para ver el centro en funcionamiento unos meses después. Estos son mis sueños, y mientras la tierra gira, los presos siguen hacinados y sin actividades.

Comparte: