Azul Eslavo, de Raquel Esteban Prosper, se hace con el Premio de microrrelatos de marzo

03/05/2011 Raquel Esteban Prosper, letrada de 39 años que trabaja en un despacho de abogados en Madrid, ha sido la ganadora del premio mensual en el mes de marzo en el III Concurso de Microrrelatos convocado por el CGAE y la Mutualidad de la Abogacía, con "Azul Eslavo", un inquietante relato inspirado en la adopción internacional.

La letrada se hace con el premio de 500 euros gracias a su relato "Azul Eslavo" que confiesa que escribió improvisadamente cuando leyó otro en la revista Abogados, "es el segundo relato que envío, y menuda suerte" añade Raquel, "es muy complicado escribir algo bueno con tan pocas palabras". En este mes de marzo las palabras solicitadas para la composición del relato fueron hoguera, menú, pleito, comisión, clave.

La ganadora cuenta que la inspiración para este relato, se ha basado en su experiencia con la adopción de niños y evoca el miedo que tienen las madres adoptivas antes de conocer al que será su hijo. "Evidentemente, continúa Raquel, no son así las cosas".

La tercera edición del Concurso de Microrrelatos continúa recibiendo cientos de textos procedentes de numerosos países.  El relato premiado y otros seleccionados por el jurado de entre los recibidos en el mes de noviembre pueden leerse en www.abogados.es y www.mutualidadabogacia.com, dentro del microsite dedicado a este concurso que albergan ambas páginas web.

 "Azul Eslavo"

No me acostumbro a él. Reventé de felicidad cuando la comisión dio la autorización. Por fin iba a ser madre. En las diez horas de vuelos no dejé de abrazarlo, incluso mientras comía el menú del avión y se chupaba los deditos como si degustase un manjar. Ahora me atemoriza. Su maestra llamó horrorizada, me dibujó abrasada en una hoguera y él con una cerilla. El psicólogo no sabe qué decirme. De noche se sienta un rato a leer sus cuentos mientras redacto alguna sentencia de un pleito atrasado. Si levanto la vista lo encuentro mirándome, fijamente, con sus ojos azul eslavo, como si intentara descifrar la clave oculta de mis pensamientos. Hace poco me preguntó si a los malos los encerraba en la cárcel, claro hijo tu mamá no deja que ninguno se escape. No eres Dios, me dijo, y a mí se me erizó el espinazo.